
domingo, 16 de mayo de 2010
16:30
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viernes, 14 de mayo de 2010
20:29
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sábado, 8 de mayo de 2010
14:37
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sábado, 1 de mayo de 2010
21:00
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miércoles, 21 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
16:53
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Hay miles de armarios seguramente, pero en este caso interesa específicamente el del BDSM. Llevo apenas cinco años de haber descubierto que eso que a mí me gusta de toda mi vida es el BDSM, y más de cuatro años practicándolo. En este tiempo he notado con pena las grandes discriminaciones que se hacen con el nombre de BDSM, sobre todo en cuanto a las prácticas. No debería ser así pero… es así. La ventaja es que la gente que practica una u otra disciplina se siente amparada y protegida por sus compañeros. Los que practican varias disciplinas a la vez se identifican con el BDSM en general y no específicamente con la gente del Bondage, del Spanking, el cuero o los fetichistas por nombrar sólo algunas disciplinas.
Pero… ¿qué pasa cuando se discrimina –siempre hablando del BDSM- por algún problema físico o por una enfermedad que es notoria a simple vista? Duele. Duele porque hay que cargar con la enfermedad y enfrentar el mundo a diario, y en un sitio donde se habla de igualdad y tolerancia, donde la persona se mueve supuestamente entre sus pares, también se le discrimina. Por eso el título: se está dentro del armario del BDSM para el mundo exterior y ahora resulta que además, hay que esconderse dentro de otro por padecer una enfermedad que a algún integrante no le gusta o le resulta intolerable.
Aunque eso no es lo peor. Lo peor es que alguien diga que los que se refugian en el BDSM padeciendo esta enfermedad (que no es contagiosa y no afecta la capacidad intelectual) son débiles mentales. ¿Qué criterio está usando para hacer un juicio de valor tan grave? ¿Cómo saber cuáles son las intenciones de cada quien? ¿Esa persona está aquí para refugiarse del mundo exterior o para poder llevar adelante su enfermedad, o para fastidiarle la vida a los que tienen sus mismos gustos? ¿Quién podría juzgar a esa persona y sentenciarlo sin cometer injusticia? ¿Cómo se califica una opinión que intenta dañar y menospreciar la capacidad intelectual de alguien, una opinión ofensiva expresada impunemente, sin ningún tipo de base científica?
El intolerante puede decir que no tiene nada contra la persona ni contra la enfermedad, sino que no está de acuerdo que –según sus ojos- el enfermo se “refugie” dentro del BDSM. ¿Y con qué derecho le impediría la entrada si así fuera? El derecho de ese intolerante será no sesionar con esa persona, no negarle la participación en el BDSM.
Nadie puede obligar a nadie a sesionar con quien no desea o dejaría de ser BDSM. Para eso está el SSC y el RACK, para que lo que prime, entre otras cosas, sea el consenso. Pero no solo tenemos derechos, sino también obligaciones. Y si una persona tiene derecho a sesionar con quien quiere, también tiene la obligación de aceptar que si la otra persona cumple con las bases y reglas del BDSM, tiene el mismo derecho que el resto a estar en una escena y gozar con la o las persona/s que haya/n decidido acompañarla.
Cada uno de nosotros enfrenta los problemas no como quiere sino como puede. Y ¿con qué derecho viene alguien a decir que lo está enfrentando mal? ¿Con qué derecho alguien echa fuera a otro ser humano que, en el acierto o en el error, se refugia bajo el paraguas del BDSM sin dañar a nadie? La persona que comete algún desatino o daña a otro intencionalmente como tantas veces a pasado, ya se encarga la justicia de juzgarlo y la comunidad bedesemera de desterrarlo por sus acciones. Pero no por tener una enfermedad o por ver el BDSM como una tabla de salvación.
Amigos… ¿Cuántos armarios necesita una persona para esconderse de la intolerancia? A mí me alcanza y me pesa sólo con uno, y no voy a permitir que una vez dentro de él alguien pretenda esconderme dentro de otro.
Esta es mi opinión y mi punto de vista. No pretendo ofender a nadie ni entrar en controversias, pero sí defender mis derechos.
martes, 16 de marzo de 2010
19:35
Sir Williams
AldeaSado, aniversario, BDSM, fiesta, reunion, sado
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miércoles, 3 de marzo de 2010
23:39
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Hoy por hoy digo que “no tengo límites”, pero no es verdad, sí los tengo. Pero sucede que Sir Williams los tiene muy claros, sabe cuáles son realmente mis límites “duros”. Así que yo me entrego a Él por completo y simplemente obedezco sus requerimientos. Y cuando hay temor, es más el miedo a lo desconocido que a lo que me pueda suceder, porque sé que estando en sus manos estoy a salvo.
Y así es que este año, de su mano, he traspasado varios límites que ya dejaron de serlo. ¿Me permiten que los comparta con ustedes?
Uno de los cuchillos recorrió mi cuerpo. Aunque sabía que nada me iba a suceder, la adrenalina corría por mis venas vertiginosamente. Sentir el frío del metal, sobre todo en zonas sensibles como los pezones, fue muy excitante. Yo estaba sólo con las sandalias de tacón y la ropa interior. El cuchillo se introdujo por los breteles del sostén cortándolos sin piedad, para pasar luego a la separación de los senos y subir por allí, hasta posarse descaradamente en la unión del brassier y con un golpe seco y cortante, hacer que terminara en el suelo, despedazado… Las bragas no corrieron mejor suerte: la cadera sintió como el frío del cuchillo corría lentamente desde las nalgas hacia el monte de Venus. Iba y venía, corría o se detenía, se sentía frío o tibio por el contacto y el roce con la piel. El encaje no hizo resistencia ninguna al filo del cuchillo, y las piernas abiertas facilitaron la caída de las bragas que fueron a parar junto al sostén. ¡Mmmmmaravillosa experiencia!

Otra de mis experiencias nuevas fue el fistting vaginal. También para mí insumió una gran entrega, porque debe una distenderse por completo, abrirse y dejar hacer. Fue un enorme acto de sumisión para mí, y creo que los nervios me traicionaron un tantito, porque no logré disfrutarlo a pleno. Pero ya habrá más oportunidades, supongo.
En una de nuestras charlas nocturnas por el Messenger, mi Amo me había dicho una noche, hablando de las cosas que yo me animo o no a hacer, que nunca le había hecho un Streep-tease. Me reí y le contesté que yo no servía para eso, que no me animaba, que mi cuerpo, que mi altura, que no soy flexible, que… Pasó un tiempo y fuimos a visitar a un Amo amigo a su casa. En determinado momento sonó una música y mi Señor me miró fijo y me ordenó: “Quiero que nos hagas un Streep-tease”. Quedé dura. N

Fue un verano de experiencias nuevas, de muchísima entrega, de sumisión en toda la extensión de la palabra, de superar nuevos desafíos y atravesar barreras que muchas veces me impongo a mí misma. Quiero agradecer a mi Señor, Sir Williams, por llevarme de la mano por todos esos vericuetos de mi mente y ayudarme a superar mis peores límites: los que me impongo a mí misma.
martes, 23 de febrero de 2010
22:52
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domingo, 21 de febrero de 2010
17:02
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Pero… me he dado cuenta que no soy buena para agradecer. Hace ya varios meses, exactamente fue en octubre del 2009, la querida bella del blog Spanking Venezuela, me hizo un hermoso regalo virtual para este blog. El premio al Blog de Oro.

Hace pocas semanas, el 19 de enero, fue el premio “Amante Literiario”, concedido por anubis{M} del blog “anubis{M}, reflexiones y experiencias”

La verdad es que la computación no es mi fuerte, y ni siquiera sabía cómo copiar los premios para exhibirlos aquí. Pero quiero que ambas sepan que mi agradecimiento es infinito, y que si no lo dije antes fue por ignorar cómo se hacía y no porque no agradeciera lo que me están dando tan generosamente.
Debo conceder estos premios a diez blogs más y elijo a los siguientes:
Alespankee
Jjade, seda negra de Gor
Imágenes Prohibidas - Vitabar
Dómina Your Obssesion
Gabrel y ona{JV}
La Torre Roja - Amo Tarha
sumisas sin fronteras
Amo Sum - Estelas en la Mar
Caballero Dominante
Los he elegido porque hace tiempo que los sigo y considero que hacen un excelente trabajo, cada uno en lo suyo. Porque aprendo de todos y disfruto de sus posts. Gracias por existir.
sábado, 13 de febrero de 2010
13:37
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14 de febrero. El mundo se vuelve color rosa con el bendito San Valentín. Por todos lados vemos cupidos rubicundos con sendas flechas apuntando a quién sabe dónde, las cajas de bombones solo tienen forma de corazón, las rosas son más rojas y los floristas lo saben, los peluches llevan un corazón con mensajes que aunque digan “te amo”, al recibirlos sentimos que no es para nosotros.
Miramos a nuestra pareja sin saber si abrazarlo para regalarle la consabida tarjeta, flores, caja de bombones, peluche... o salir corriendo desesperados en busca de algo que corte tanta miel.
Para acabar con todo ese empalagamiento, los bedesemeros no utilizamos ni limón, ni ácido, ni vinagre, sino... una sesión. Los que no pertenecen a este mundillo creen que las sesiones de los sadomasoquistas (así nos llaman la mayoría aunque no todos lo seamos) son oscuras, tétricas, frías, llenas de maldad, instrumentos de tortura y un Dominante esperando a su víctima para hacerla sufrir sin piedad.
Pero lo que no saben ellos es que generalmente y visto con nuestros ojos, las escenas que preparamos no siempre tienen ese tinte tétrico y macabro, sino que pueden ser muy románticas y entonces poder continuar con la miel ambiental.
¿Alguien quiere algo más romántico que el Dominante llegando a la escena y que se encuentre con su sumisa, vestida con sus mejores galas o... desnuda, esperándolo en posición karta? Luego, la habitación llena de velas que él utilizará más adelante. Los instrumentos preparados prolijamente junto a las cuerdas y al lado un bello paquete de regalo conteniendo ese obsequio que el sumiso compró pensando sólo en agradarle al Dominante. En otro lugar de la habitación, al lado del asiento del Señor, una hielera con la botella de su bebida favorita junto a la copa de cristal. La rosa la traerá el Dominante en la mano y se la entregará a su sumiso, o la posará en algún lugar mientras dure la sesión. Quizás el sumiso también haya pensado en la rosa y la podría dejar sobre el asiento o la mesa del Señor.
Ese día, esa tarde, esa noche, ambos estarán (o no) más dispuestos de lo usual. Quizás el Dominante decida que haya más dolor para luego poder tener más placer al descansar. Quizás ese día el sumiso se sienta propiedad de su Amo como nunca antes. Cuando el collar esté colocado y el Dominante tire de él, la obediencia será más grata, la entrega será más completa, la felicidad de ambos flotará en el ambiente como la música que los acompaña.
Pero si lo pensamos ¿es esta la escena de un día de San Valentín o es la escena común, preparada como en cualquier otra ocasión? A lo que me refiero, queridos amigos, es que al menos en el BDSM no necesitamos del bueno de San Valentín para tener romanticismo extra, o velas, o rosas, o sesión especial. Reconozcamos que en el fondo, los que practicamos el BDSM somos románticos todo el año, sin fijarnos en el calendario.
martes, 2 de febrero de 2010
0:50
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El dos de febrero del 2008, amanecí como spankee y me dormí como sumisa con un collar de consideración en mi cuello y en mi haber.
Hoy han pasado dos años desde aquella noche maravillosa donde me vestí de gala para que el BDSM y la sumisión entraran en mi vida, entre luces de velas y sombras de misterio, con ansias de aprender y miedos recién descubiertos…
Fueron dos años difíciles aún dentro de la maravilla que es la sumisión. Dos años de dudas constantes, de aciertos y errores, de aprendizaje por medio de lecturas, conversaciones, preguntas hechas mil veces y respondidas otras mil, experiencias en vivo, fantasías convertidas en realidad.
¿Era yo una buena sumisa? ¿Sería Sir Williams el Amo indicado para mí? ¿Era yo capaz de someterme a un hombre, de entregarme cabalmente? ¿Valía la pena todo ese esfuerzo por aprender a ser su sumisa?
Los meses pasaban y yo no veía evolución en mí. Pero sí la veía mi Amo, y era él quien decidía quitarme el collar de consideración y ponerme el de entrenamiento, y luego… el definitivo. Entre medio se seguían planteando las dudas, los miedos, las tribulaciones.
Puedo decir que recién en el mes de octubre pasado, más precisamente en la fiesta de Aldea Sado, algo me hizo comprender que no quería otra cosa que ser su sumisa y poder servirlo como Él lo merece. ¿Qué me hizo asegurar mis sentimientos? No lo sé… Quizás fue su forma de mirarme, el orgullo que vi en sus ojos al lucirme, su sonrisa llena de cariño y complicidad.
Hoy somos más que Amo y sumisa, somos pareja con todo lo que ello implica.
De esta primera etapa de mi vida como sumisa, de estos dos años con altibajos, con emociones y decepciones, resumo que bien valieron las lágrimas de un principio, los momentos de soledad y las distancias.
Y para terminar quiero dejarles de regalo este poema de Francisco Luis Bernárdez, que refleja mi sentir en este día:

Si para recobrar lo recobrado
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
martes, 26 de enero de 2010
20:03
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Si vamos a la etimología de la palabra, obediencia viene del Latín ob audire = el que escucha. Para obedecer primero se debe escuchar, luego comprender para finalmente accionar.
Siguiendo los parámetros generales, veremos que el Dominante no busca un robot como sumiso, sino un ser pensante, con raciocinio y voluntad propia. Al menos para los primeros tiempos de relación, es bueno que piense las órdenes antes de ejecutarlas, y hasta que (después de cumplida) las cuestione cuando no comprende el por qué. Luego, basados en el conocimiento mutuo y la confianza, la entrega se irá haciendo más y más profunda y la desconfianza y la inseguridad irá dando paso a la entrega total.
¿Qué tan obediente debe de ser un sumiso? Pues la única forma de ser obediente es siéndolo. Así como no se puede estar embarazada a medias, tampoco se puede obedecer a medias. S

Hablando con otras sumisas he visto que dilatar el cumplimiento de una orden es más común de lo que imaginé. Claro que no todas lo admitiremos públicamente, porque todas queremos ser la “sumisa perfecta”, aunque tengamos fallas.
Voy a poner un ejemplo: cuando llevábamos unos pocos meses de relación con SW, recuerdo que una noche estábamos en la cama charlando. En cierto momento me dijo: “dame el cepillo”. Pensé que era broma y no lo obedecí. Me repitió 3 veces la orden hasta que finalmente entendí que hablaba en serio. La azotaína vino acompañada de la lección: siempre que me decía algo, siempre, era una orden, y jamás estaba jugando. Pero evidentemente que no me quedó suficientemente claro.
En este momento estamos pasando juntos unas vacaciones. Jamás habíamos compartido tanto tiempo uno con el otro, y jamás habíamos hablado horas y horas. Entre todos los temas que fueron surgiendo día a día, surgió el tema de la obediencia. Y mi Amo me señaló mi falta de obediencia, no porque no cumpliera sus órdenes, sino porque no lo hacía con la celeridad que debo.
Admito que me costó aceptarlo, no entenderlo. Puedo decir que se me hizo el “clic”, que me cayó la moneda, que “me di cuenta”. Y una vez que “comprendemos” algo, dejamos de ser ignorantes para siempre en ese punto.

El obedecer de inmediato, sin justificaciones, sin vueltas, sin reparos, es una forma de demostrar nuestra educación como sumisas, además de la confianza en el Amo y nuestra entrega. Y no significa para nada el hecho de no pensar. Difícilmente un Dominante desee tener un “ente” por sumiso, creo que todos prefieren un ser pensante. Pero un ser pensante que actúe sin demoras y obedezca sin reparos.
Quizás me equivoque, pero estoy convencida de que el Dominante desea que razonemos mientras llevamos a cabo la orden que nos ha dado. Por mi parte, pienso poner lo mejor de mí para que de aquí en más sus órdenes sean cumplidas de inmediato.
sábado, 16 de enero de 2010
11:35
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Se me ocurrió este tema porque el otro día fue el cumple de un Spanker amigo y me puse a pensar en su situación particular que es la misma que la de cientos o miles de personas de este mundo del BDSM: Él es casado y tiene una spankee que no tiene pareja ni otro compromiso sentimental. Cuando lo saludé me contó el conflicto que tenía con ella porque se siente muy sola, dado que no puede darle toda la atención que ella le reclama. Aunque mi amigo tiene un gran cariño por su spankee, no está dispuesto a dejar a su familia, pero a su vez tiene temor que ella lo deje por otro Spanker sin compromiso. Quizás sea un pensamiento egoísta, pero me confesó que es lo que siempre se le viene a la mente.
Este tipo de situación se da con bastante frecuencia en nuestro mundo BDSM, con todas las combinaciones posibles. Casi siempre, la situación sentimental de ambas partes se conoce desde un principio, y tiene muchas variantes. Claro que cuando la parte sumisa es la que está sola, se torna un tanto más difícil porque el Dominante puede tener todas las sumisas que desee, en cambio la parte sumisa debe tener un solo Dominante siempre.
Todos los días son de espera para la sumisa. Aguarda a su Dominante durante días, en los cuales quizás se comunican por medio de mails, chat, mensajes de texto, teléfono o señales de humo… hasta que llega el momento del encuentro.
La sumisa al estar sola, es probable que tenga más tiempo para su arreglo personal y espere al Dominante “de punto en blanco”, con todos los detalles que Él le haya pedido o que ella sepa que le gustan .
Ahora… ¿Qué sentimientos tendría esta sumisa? Podría desear que su Dominante se enamore de ella y deje a su familia; o podría pensar que se le está pasando la vida y no logra tener una pareja formal. Y entonces… ¿Cuántas veces pensará en dejar a su Dominante? ¿Ý si apareciera otro que como ella, no tuviera compromiso sentimental con nadie? Eso sería lo ideal: tener Dominante y pareja en uno solo.
Quizás las mujeres seamos más… sensibles y busquemos además de la relación de BDSM, una relación sentimental con el Dominante y así tener las dos cosas en una misma persona. Pero para eso se necesita que no tenga compromiso, a diferencia de quien busca sólo un Dominante sin importar su estado civil.
En una relación de Dominante comprometido con sumisa solitaria -sobre todo si la sumisa es mayor de 35 años-, puede suceder que ella se sienta sola, veterana (aunque no lo sea), con deseos de formar una pareja formal y hasta tener hijos, ¿por qué no?
En las parejas, círculos y relaciones de cualquier tipo, hay reglas y protocolos. En todos lados existen “lobos” y “caperucitas”. Pero… ¿saben qué me parece? Que ningún Dominante es TAN “lobo”, ni ninguna sumisa es TAN “caperucita”. Es decir: ni uno tan malo ni la otra tan buena e inocente.
Si la sumisa busca otro Dominante, posiblemente –por no decir “seguramente”- sea porque el que tiene en este momento no la colme, ya sea como sumisa, como ser humano o como mujer.
Pero también están los "lobos" o “predadores" como dice mi amigo Vitabar. El Dominante siempre está al acecho, a la caza. Es cazador natural y le lleva una ventaja a la sumisa: él puede cazar cuantas presas desee. Habrá veces que regresará a su “cueva” con las manos vacías; otras veces con un botín, pero eso pasará siempre y cuando las “presas” estén de acuerdo.
El Dominante buscará sumisas y seguramente las encontrará. Pero a veces esas sumisas ya habrán sido cazadas por otros y tendrán su marca o collar. Pero... ¿Qué sucede si la sumisa no está conforme con el collar que lleva? ¿Qué sucede si la "caperucita" se deja seducir por el "lobo"? Entonces, queridos amigos, quizás ya no desee pertenecer a este Dominante y quiera irse con aquel que le ofrece (y no significa que le dé) lo que ella desea y cree necesitar.
¿Qué se debe hacer en esos casos? Pues como todos sabemos y marca nuestro protocolo, lo correcto es que esta sumisa vaya ante su Dueño y le devuelva su collar ANTES de tener ninguna relación con otro Dominante. Eso es lo correcto por parte de la sumisa. Aunque todos sabemos que a veces los sentimientos se confunden y podemos cometer errores. Pero si estamos aquí es porque somos mayores estamos capacitados para tomar decisiones –erradas o acertadas- y tenemos la responsabilidad de afrontar las consecuencias.
En caso del Dominante, JAMÁS debería acercarse o siquiera insinuarle nada a esa sumisa que lleva collar o que se sabe pertenece a otro "colega". Pero la tentación es muy grande por el motivo que dice mi amigo Vitabar: el Dominante es un predador, por lo que se le hace muy difícil dejar marchar una presa, porque son escasas y valiosas... Claro que eso no justifica su proceder ni que falte al protocolo.
El BDSM para algunos es una forma de vida, para otros (entre los que me incluyo) es un juego, pero un juego serio y con reglas rígidas, que como todas las reglas, se pueden romper. El romper una regla no es tan importante como el aceptar la responsabilidad de que se rompió y asumir las consecuencias.
Quizás el protocolo y las reglas sean algunas de las cosas más bellas del BDSM, lo que hace tan especial al juego en sí y a sus integrantes. No juzguemos a los demás, cada uno sabrá por qué hace lo que hace, pero sí tengamos claro qué es lo que está bien y qué está mal para asumir responsablemente nuestros actos.
Y seamos siempre felices al lado de la persona que decidimos tener como compañera de juego y/o de vida, respetándola y respetándonos a nosotros haciendo lo que corresponde siempre.
Nota: las fotos pertenecen a la web www.piejam.net.ru