jueves, 26 de marzo de 2009

Cuidado conmigo. Hoy me levanté medio filósofa y se me dio por pensar en el Sadomasoquismo. Seguramente no leerán nada nuevo en este post, sino más de lo que ya saben.

Tengo una amiga vainilla veinte años mayor que yo. Es una persona a la que considero abierta de mente y bastante avanzada desde ese punto de vista para su edad. El año pasado viajé con ella a Buenos Aires como suelo hacerlo cada año y al regresar decidí confesarle mis gustos “desviados”. Había estado yo con unos amigos spankos en un almuerzo donde dos de los comensales eran pareja y los tomé para ejemplarizar la situación, diciéndole que esta pareja había comentado que tomaban como un juego sexual la Dominación /sumisión mediante juegos de roles donde ella terminaba sobre sus rodillas recibiendo unas nalgadas. Cuando dije eso, ella se tiró hacia atrás en su asiento y me miró fijamente: “eso es violencia”, me dijo. Traté de explicarle que no, que no era violencia porque había consenso; que una parte, la dominante, le gustaba ejercer el poder y la dominación y que a la otra, la parte sumisa, le gustaba sentirse dominada y deseaba el supuesto castigo, que no era tal. “Si hay golpe, hay violencia” me dijo en un tono cortante, aunque con una sonrisa.

No hubo forma de que lo entendiera. Yo no pedía que lo aceptara, sólo que lo entendiera. ¿Quizás no fui buena explicando? Puede ser, pero creo más bien que es casi imposible que alguien que este fuera de esto lo pueda entender y mucho menos aceptar, porque a veces gente que está en este ambiente tampoco lo comprende y es allí donde aparecen los abusos y demás.

¿Cuántas veces el Dom usa frases como “te voy a dar tal azotaína (o golpiza) que aprenderás a…”, o algo similar? Ese tipo de amenazas o sentencias que nos excitan a ambas partes, son tomadas al pie de la letra por quienes no están en el BDSM. A los sadomasoquistas nos hace volar la imaginación, pero no es que nos excite el saber que el Dom nos va a hacer sufrir, o que el Dom disfrute pensando en “torturar” al sumiso; lo que nos gusta es el morbo que nos produce la fantasía de que el Dominante despliegue todo su poder ante el sumiso, quien se abandona por completo ante Él.

¿Cómo explicar que en SM nadie le “pega” a nadie? Prefiero cambiar la palabra “pegar” por “azotar”. Y si hablo de azotes no puede dejar de pensar en el Spanking que no siempre se utiliza en D/s, pero sí en el SM.

Mi querido amigo y coautor de varios relatos, Amadeo Pellegrini, me regaló el libro “Éloge de la fessé”, del francés Jaques Sergüine, que en su traducción al español lleva el título de “El elogio de la Azotaína ” o “La mujer en la palma de la mano”. Para hacer un breve resumen de este libro tomaré una de las frases del autor:

"…la azotaina es la vía de escape más "lógica" a la imposibilidad de coexistencia pacífica de la pareja, debe ser preventiva y no curativa, nacer de un sentimiento y no de un resentimiento, nutrirse de la propia espera -y para ello lo mejor es asignarle un día fijo a la semana- y de su propio caracter ineludible, debe provenir del hombre a la mujer y no a la inversa, y no debe ser intensa como un suplicio sádico (el autor aborrece el concepto de castigo), sino como un juego, un pretexto…"

No estoy de acuerdo con todo lo que dice el autor, pero traje esta frase sólo para tomar puntos con los que sí coincido: “debe (…) nacer de un sentimiento y no de un resentimiento” “…y no debe ser intensa como un suplicio sádico, sino como un juego…”

Por eso el título de este post. Porque estoy convencida de que el SM y en especial el Spanking es otra forma de demostrarle a mi pareja de juego todo mi cariño, mi respeto, mi entrega y mi confianza. En este libro encontré que es necesario el afecto y el respeto por la otra persona para que funcione. El Dominante debe de ser conciente de lo que el sumiso le entrega lo más preciado que posee: su cuerpo y su integridad física y mental. Debe tomarlo como lo que es: una ofrenda de incalculable valor y así tratarlo, como a una joya irremplazable. Y el sumiso entregarse con la confianza depositada en esa persona que lo aprecia y valora como ser humano, como hombre o mujer, y como sumiso o sumisa.

Mi querido amigo Fer siempre dice que para él la sesión es una fiesta, así que debe estar en un ambiente de tranquilidad, con su mente despejada y dispuesto a pasarla bien. Acepto que los sumisos no siempre lo comprendemos y que la mayoría del tiempo estamos dispuestos a jugar apenas nos lo indican. Y cuando no nos lo indican también, porque siempre demandamos más. Quizás no seamos concientes del desgaste físico y emocional que demanda el ser un Dominante responsable que debe ver por la situación física y mental no solo suya, sino también del sumiso.

Un Dominante que se precie de tal y que sepa lo que hace, no encuentra placer en infligir dolor, ni el sumiso se sometería a un sádico que no respetara sus límites y realmente le hiciera sentir dolor por el dolor mismo, porque en ese caso sí estaríamos hablando de violencia. Violencia sería cuando quien ejerce el poder no respeta los límites del sumiso, que se convertiría en víctima porque es contra su voluntad.

El SM se diferencia de la violencia porque es “SSC” (Safe, Sane and Consensual, o como decimos en español: Sano, Seguro y Consensuado).

Tanto esta disciplina como el BDSM en sí, no es para cualquiera. Y no lo digo desde la arrogancia o la soberbia, sino desde el sentido común. Este juego sexual es para personas inteligentes, refinadas y con una cultura básica; es un juego serio que nos permite conocer y llegar a nuestros límites para hacernos gozar del sexo y de nuestros cuerpos. Para jugar este juego hay que hacerlo con responsabilidad, entrega, confianza y afecto de ambas partes, que se verá traducido y compensado en ese placer que seguramente ya conocemos porque de eso se trata el SM. Lo del título.

sábado, 7 de marzo de 2009


El 7 de marzo del 2008 abríamos este blog con un post de mi Amo: "Del otro lado de la lente".

Recién comenzabamos como pareja Amo-sumisa. Él, con una vastísima experiencia en el tema, tanto desde el punto de vista de información como desde su vivencia como Amo.

Hoy me fijo en el contador y hay casi 37 mil entradas. No sé si es poco o mucho, pero sé que gracias a este blog y al haber entrado en este mundo, he conocido gente maravillosa y he aprendido por la información que ustedes nos regalan en sus propios blogs. En cuanto a información BDSM, mi favorito sigue siendo el de crisprimavera, pero todos son geniales, cada uno en su estilo y forma. Blogs de Dominantes, de Amos/Amas, de esclavos/esclavas, de sumisos/sumisas.

No tengo mucho que decir, excepto "Gracias". Gracias por sus comentarios que son tan importantes para mi crecimiento como persona y como sumisa. Gracias por acompañarnos en los post buenos y en los no tan buenos. Gracias por estar y por decir "presente". Gracias a cada uno de los hasta hoy 30 seguidores, y también a los amigos que desde el anonimato nos siguen.

Algunas ex spankees que hoy estarán leyendo esto me dijeron que de aquí sacaron la fuerza para dar el paso y convertirse en sumisas. Eso es un orgullo y también una gran responsabilidad. Sé que a veces no escribo con la frecuencia que debería, pero lo que escribo siempre es desde el corazón, por eso quizás alguno o alguna se sienta identificado con lo que digo.

Con frecuencia le digo a Sir Williams que los que escribimos tenemos un gran poder en nuestras manos, y que es también, repito, una gran responsabilidad. Debo recordar que muchos de los que nos visitan están buscando un camino, y que depende en gran parte de nosotros, los que escribimos y damos información, de darles definiciones correctas, acertadas, de escribir siempre con la verdad, para que ellos puedan decidir libre y claramente qué quieren hacer y qué rumbo deciden seguir.

Si hemos llegado hasta aquí es gracias a ustedes, que nos alientan y nos acompañan en este camino. Permítanme expresarles mi cariño, aunque no los conozca, aunque sean sólo un nick, yo siento que están aquí.

Así que... levantando una copa imaginaria, les digo:

"Amigos, ¡SALUD! Por ustedes, por nosotros, y... larga vida a todos los blogs de BDSM"

lunes, 2 de marzo de 2009

Él conoce casi todas mis fantasías.

Aquella noche preparó la escena de la forma habitual y me pidió que me vistiera con ropa usada, gastada, nada sexy, nada especial, sino que quería verme con el pelo suelto, una T-shirt (remera, chomba) vieja y un short. Esta vez estaría descalza.

Las muñequeras y las tobilleras fueron ajustadas correctamente y la soga corrió hasta detenerse en las argollas del techo, de donde fui atada con las piernas y brazos abiertos, como en una cruz de San Andrés.

Dos trozos de algodón cubrieron mis ojos antes de que una gruesa venda los tapara por completo. Ajustada fuertemente, la oscuridad fue total. Como cada vez que me priva de la vista, mis oídos hacen el intento de agudizarse más y más, tratando de adivinar sus pisadas, su respiración, sus movimientos. Pero esa noche sería diferente, Él ya me lo había advertido.

Los auriculares con radio FM sonaban con la música de Wagner, y para mi dicha “ La Valkiria ” se hacía sentir. Luego de unos momentos, me quitó la música y me dijo al oído, casi como un susurro: “anita… tal cual lo fantaseaste muchas veces, esta noche no estaremos solos en la escena, otro Amo… o quizás otros Amos, nos acompañarán. Veremos cuántos acuden a la cita.” Y la música volvió a sonar en mis oídos, pero el auricular derecho quedó mal colocado y sentí cómo se abría la puerta y la voz de mi Amo diciendo “buenas noches, adelante por favor”. Luego, el sonido seco de la puerta al cerrarse y la llave que daba dos vueltas en la cerradura.

“Ella es anita, mi sumisa y suya también por esta noche. Claro que uno por vez, ¿verdad?”. Mi cabeza comenzó a trabajar a ritmo vertiginoso, no podía comprender correctamente. ¿No estaríamos solos? ¿Había más Amos en la habitación? “Caramba, me temo que estamos siendo escuchados, pero ya mismo lo corrijo”. Mi mente fue invadida por un solo de violines que no me interesó identificar. El volumen aumentó lo suficiente como para impedir oír cualquier sonido fuera de mi cerebro.

Me sentí observada. No veía, no oía; giré mi cabeza hacia un lado y otro, pero de nada sirvió. Una mano acarició mi cabello y fue descendiendo por mi espalda, deteniéndose en mis nalgas y dando unas suaves palmadas en ellas, mientras eran magreadas deliciosamente. Ese era mi Amo, sí, sin duda que era Él. Conocía sus caricias y sus manos. Seguramente todo esto era una broma de él y estábamos solos. Incliné mi cabeza y sonreí tranquilamente.

Una mano enfundada en un guante de cuero me levantó la barbilla, y dio vuelta mi rostro hacia ambos lados. Luego sostuvo mi cara hacia arriba y recorrió mis senos, apretando los pezones sin piedad. Cuando soltó mi rostro comencé a bajar la cabeza, pero la insistente mano la volvió a subir, empujando hacia atrás varias veces, como queriendo dejar claro que esa era la posición que debía adoptar.

Si era otro Amo quien me daba esa orden, debía obedecer. Con mi Amo hablamos este tema varias veces, yo le contaba mi fantasía de estar con otros Amos estando Él presente, y siempre me decía que debía obedecer todo, sin límites porque los límites los pondría Él. Yo aceptaba lo que él me decía. Bueno, esta era la oportunidad de poner en práctica sus enseñanzas y dejarlo bien como Amo, con una sumisa perfectamente entrenada.

Las manos enfundadas en guantes se apoyaron en mi pecho, y con un movimiento seco partieron en dos la remera, dejando al descubierto los senos apenas tapados por un diminuto sostén. La mano se metió por debajo de la cinta inferior y con otro movimiento el sostén fue arrancado dejando los senos completamente desnudos.

El short de tela elastizada y la bikini no tardaron demasiado tiempo en correr la misma suerte que el resto de la ropa. Allí estaba yo, totalmente desnuda a merced de… ¿dos, tres, cuatro Amos? No lo sabía, y no tenía manera de saberlo.

Los pezones fueron pinzados y casi inmediatamente pude sentir el rebenque de mi Amo, azotando mis nalgas con la misma fuerza de siempre. Luego una fusta azotó mi vagina y clítoris con cuidado, pero no exento de vigor.

Sentí sobre mí manos inimaginables, envueltas en diferentes texturas o desnudas, manos que me tocaron sin miramientos, sin pudores, que hurgaron mis más íntimos recodos, que azotaron mi cuerpo, que me usaron y me hicieron gozar al punto de hacer correr mis jugos por mi entrepierna hasta mojar mis pies.

Hubieron juguetes como un vibrador, plugs, bolas chinas. Tuve caricias y sacudidas, dolor y gozo, intriga de quienes estarían y el reconocimiento de la presencia de mi Amo cuando dudaba que estuviera allí.

Sin quitarme los auriculares, fui soltada de las ataduras y se me permitió recostarme en el suelo, donde se cubrió mi desnudez y allí permanecí descansando por un buen rato.

Una mano me acarició y un cuerpo se sentó a mi lado. Era mi Amo. Reconocí su ropa al tocarlo, y su tibieza al acurrucarme en Él. Sin apuros me fue quitando todo: muñequeras, tobilleras, auriculares y finalmente la venda.

Lentamente fui abriendo los ojos y lo primero que vi fue su dulce sonrisa, mientras me besaba la frente, la nariz, las mejillas y finalmente un disfrutable beso en los labios.

“Espero que mi sumi esté satisfecha”, me dijo.
“Sí mi Señor. ¿Puedo hacer una pregunta?”
“Claro, las que desees”
“¿Cuántos Amos estuvieron esta noche aquí?”
“Todos los que tu mente pudo contar…”

¿Fantasía? ¿Realidad? Dependerá de cada uno, porque de eso se trata el Mind Fuck.

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