lunes, 4 de mayo de 2009

En casi todos los espacios de BDSM hablamos generalmente de los roles: Dominantes o sumisos; pero rara es la vez que nos detenemos a hablar del ser humano que hay detrás del rol.

Pensamos que un buen Dominante o un buen sumiso debería hacer esto o aquello, debería de ser así o andando, debería tener esta o aquella actitud. Y hacemos un juicio de valor, no sobre la persona sino sobre la actitud en este o en aquel rol, olvidando o dejando de lado que somos seres humanos imperfectos y que cometemos errores.

Más allá de los roles y al margen de ellos, por muy bien o mal que nos comportemos, podemos elegir el ejercicio el rol solo para las escenas o vivir nuestra vida diaria de acuerdo al rol que desempeñamos, pero en ningún momento dejamos de ser seres humanos.

Conozco Dominantes que siempre están actuando como Dominantes, también sumisos que se comportan todo el tiempo como tal, pero aún así siguen siendo lo que son: personas con sentimientos y emociones que tienen fallas, envidias, celos, vanidades, odios; que sienten amor, entrega, honestidad, responsabilidad y mil cosas más.

Por lo general el sumiso siempre quiere ser el mejor para su Amo. Se lo propone cada día haciendo un esfuerzo enorme para vencer sus defectos y poner en práctica sus virtudes. ¿Logra alguna vez la perfección? Seguramente que no, porque es un ser humano y como tal, imperfecto.

En la vida personal de cada uno, fuera del BDSM, tenemos proyectos y responsabilidades. Cada jornada nos espera con labores y tareas para cumplir. De acuerdo al sentido de responsabilidad de cada uno, el trabajo sale, pero no siempre con el mismo empuje, fuerza o gana. Hay días en que nos llevamos el mundo por delante y ni nadie ni nada nos detiene. En cambio hay veces que solo cumplimos con lo indispensable.

Con los roles pasa lo mismo: yo quiero ser la sumisa perfecta y llegar algún día a ser esclava, pero… no siempre con las mismas ansias. Quizás los sumisos siempre tengamos ganas de sesionar, pero a veces estamos con otra disposición. Quizás el Dominante se enoje porque hoy no le respondo como Él desea, pero sería bueno que pensara que quizás hoy no sea mi mejor día.

Hay veces que el Amo se niega a tener una sesión y el sumiso se enoja porque está deseoso de estar con Él, de entregarse a quien pertenece, y el Dominante no quiere, logrando el fastidio (demostrado o no) por parte del sumiso. La misma situación: el Amo es un ser humano que no siempre está bien, y para tener una escena debe estar en excelente condición desde todo punto de vista, porque es mucha la responsabilidad que recae sobre sus hombros.

Creo que tenemos que pensar en la parte humana antes de hacer un juicio de valor sobre nuestra contraparte o sobre un tercero. A veces nos hacemos idea de cómo es una persona por sus dichos, expresiones y pensamientos en los espacios donde compartimos nuestra forma de pensar, sin tener en cuenta los factores humanos que lo están condicionando en ese momento.

A veces las personas se meten tanto en su rol que no permiten aflorar o dejar conocer su parte humana, ni para sí mismos ni para los demás. No separan el “personaje” (o rol) de la persona, y esto puede traer a lo largo del tiempo, problemas de personalidad, psicológicos o emocionales.

Pero cuando aprendemos a separar rol del individuo, nos damos cuenta lo hermoso que es el ser humano.

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