jueves, 12 de febrero de 2015



Ayer recibí un mail de una sumisa, una seguidora de este blog a la que llamaré azucena. Por respeto no voy a publicar la carta sino el caso que, lamentablemente, es más frecuente de lo que me gustaría, sobre todo en sumisas inexpertas. El caso es así: 

Con veintiséis años azucena descubrió su vena sumisa. Buscó entonces en internet cómo conectarse con gente con sus mismos gustos. Así supo que en el mundo hay comunidades BDSM y, cómo no, también en su país. Se inventó el nick de azucena, se presentó en los grupos, foros, y por supuesto en Facebook. Dentro de las comunidades de su país comenzó la búsqueda de ese Dominante que hiciera realidad sus fantasías más ocultas. 

Había un nombre que se repetía, tanto en foros como en grupos de Facebook: AmoPepito (perdón si alguien usa ese nick, pero el nombre en el mail es otro) que era un ícono dentro de la comunidad. Ella leía todos los aportes de este hombre pero no se animaba a pedirle amistad. Una noche concurrió a una reunión de la comunidad y lo conoció. Era alguien que, como siempre estaba rodeado de gente y hablaba con seguridad de los diferentes temas que se tocaban, azucena lo vio como carismático. En su discurso declaraba haber estado con otros Doms reconocidos de los que había aprendido tal o cual cosa, y se consideraba experto en esta y aquella práctica. La deslumbró tanto que a partir de ese día se hicieron amigos en Facebook y ella comenzó a abrirse, contándole sus gustos, sueños, fantasías bedesemeras que, raudo y veloz, AmoPepito se ofreció generosamente a cumplir. Luego de unas pocas charlas por chat, combinaron para tener una primera sesión. 

Para azucena sería su primera vez. La primera vez que le entregaría su sumisión a un Amo, y era muy afortunada por haber sido elegida nada menos que por AmoPepito, el Dom más carismático de la comunidad. Por supuesto que en aquel momento ella era ignorante de todo, aún de lo más básico como hacer un “play list” previo para aclarar los límites, saber que una sesión debe ser SSC, o tomar medidas mínimas de seguridad. 

 Estaba feliz porque iba a estar en las mejores manos de la comunidad, AmoPepito conocía sus miedos, sus fantasías, y con esa generosidad que distingue a los grandes hasta le había enseñado una palabra de seguridad por si algo le sucedía y necesitaba detener la sesión. 

 Fue inmovilizada, y aunque estaba un poco incómoda, comprendió que era una forma de entregarse al Amo. Luego fue vendada, pero como confiaba en el Amo, no necesitaba ver qué era lo que Él le iba a hacer. Fue amordazada, pero seguramente no tendría nada para decir, excepto gemir… Entonces llegó la tortura. 

AmoPepito, el Dom en que ella confió por ser un ícono de la comunidad, le estaba haciendo cosas que ella no solo no había pedido, sino que además nunca habían sido mencionadas en las charlas. Quería gritar, quería pedirle que parara, que le estaba doliendo, que no quería eso, que se detuvieraaaaa!!! Pero no podía hablar. Hizo tantos gestos y se movió tanto, que el Amo tuvo que interrumpir la escena y quitarle la mordaza para ver qué le pasaba. Gritó. Gritó la palabra de seguridad y entre lágrimas le dijo que se detuviera. Y lo hizo, para acariciarla y calmarla… antes de recomenzar. Era inútil seguir insistiendo, diciéndole que le dolía. De vez en cuando la palabra de seguridad volvía a sus labios como una súplica de piedad. 

Hubo un aftercare. Ella fue contenida, abrazada, y mientras le pasaba crema por las partes lastimadas, el cariñoso AmoPepito le explicaba que el BDSM era así, que el Amo era quien decidía cuándo parar, cuándo era suficiente y que una verdadera sumisa lo sabía y lo aceptaba. Pero que si en algún momento le había hecho daño había sido sin querer y le que pedía disculpas. 

Azucena volvió a estar con amopepito hasta que no soportó más. Otros “amos” la consolaron y comprendieron con el mismo resultado. Esto debía de ser así, porque ninguno le ofreció playlist, ni habló de límites, ni de ninguna de “esas cosas tontas” que no se necesitan ni se usan en esa comunidad. 

Su mail concluía pidiéndome una explicación del por qué yo le hacía creer a la gente que el BDSM era otra cosa, algo bello, una relación entre dos personas que buscan el placer común. Ese no era el BDSM que ella conocía. 


He decidido que mi respuesta sea pública, para ella y para todos los que leen este blog. 

Este es mi blog. Por lo tanto, me hago responsable de lo que aquí escribo. Yo hablo del BDSM que conozco, del que mi Señor Sir Williams me enseñó desde antes de hacerme su sumisa. Hablo y escribo sobre el BDSM “tradicional”, del protocolar, del “aburrido que etiqueta en roles, que RESPETA al TOP y al bottom de la misma forma, porque respeta al ser humano y no a un rol. Hablo del BDSM que me hizo feliz por casi siete años. Pero sobre todo hablo del BDSM que APRENDÍ por mí misma, informándome. 

 Cuando mi Amo me hizo su sumisa y me otorgó el collar de consideración primero y luego el de entrenamiento, me dio la tarea de leer libros, blogs, webs y todo lugar donde yo pudiera obtener información. Él siempre estaba allí para despejar mis dudas, porque no solo debía leer lo que escribían los mejores, sino también blogs de gente que me confundía porque decía cosas con las que no podía estar de acuerdo. Y tuve que pensar, discernir, usar mi inteligencia, raciocinio, y en el error o en el acierto sacar mis conclusiones. 

link al cuestionario: https://alicantebdsm.wordpress.com/2012/09/12/cuestionario-de-practicas-bdsm/
 Para mí, el primer error que cometió azucena fue NO INFORMARSE adecuadamente. Porque, señores, el BDSM puede ser un estilo de vida para muchos, pero siempre, siempre es un juego. UN JUEGO MUY SERIO, pero un juego al fin. Si una persona que jamás ha jugado al pocker toma los ahorros de su vida y se mete a jugar en una mesa de expertos, no sería una decisión coherente, ¿verdad? Sin embargo, voy una sesión de BDSM sin saber en qué me estoy metiendo Y A QUIÉN le voy a entregar mi mayor tesoro: mi integridad física y sicológica. 

 No es la primera vez que hablo de este tema. Cuando hay dos personas involucradas, la responsabilidad se comparte, aunque casi nunca toca 50% y 50%. 

 En el caso de azucena, creo que ella es responsable de: 

1) No haberse informado sobre el BDSM antes de sesionar. Qué es, de qué se trata, cómo se juega, quiénes lo practican, los peligros que conlleva una sesión, etc. Leer, estudiar, comentar, buscar el apoyo de los que saben, escuchar las diferentes opiniones y sacar mis propias conclusiones. 

2) Confiar en un desconocido. Porque aunque AmoPepito sea un ícono de la comunidad, para mí es un desconocido y debo averiguar qué concepto tienen de él otros Amos dentro y fuera de la comunidad. Debo preguntarle sumisas que ya hayan sesionado con él, cómo les fue. Y después de asegurarme que es “confiable” debo tomar todas las medidas posibles de seguridad, no obsesivamente, sino con responsabilidad. 

3) Aceptar una sesión sin hacer un playlist. Si un Amo me invita a sesionar y no me habla del Playlist, del SSC, de la palabra de seguidad, si no trata de saber cuánto yo sé del tema y de charlar durante un tiempo prudencial para conocerse más… ¡ALERTA! No es un Dom, no es un Amo, no puedo decir que sea un abusador pero es alguien que no es de confiar para una sesión de BDSM. 

4) ¿Quién te corre? ¿Es necesario apurarse para sesionar? La respuesta es NO. La sumisa debe tener claro que le va entregar su CUERPO y su MENTE a esa persona, y que debe contener sus impulsos y sus ganas de sesionar hasta encontrar a alguien confiable. 

5) No estar atenta a las señales. Cuando se conversa con otra persona durante un tiempo prudencial, siempre salta alguna cosita que nos cae mal y que terminamos espantando como a una mosca imaginaria. Hay que aprender a leer entre líneas, hay que estar atenta a lo que la otra persona dice, qué piensa, qué comenta, de qué se ríe, de quién se burla, etc. Porque si se burla de otro Dominante o denigra a una sumisa ¿qué tipo de dominante es? 

6) ¿A quién le estás entregando su salud física y mental? ¿A un DOM, a alguien que comprobaste que es confiable y experimentado, o a un pelotudo importante como amopepito? Es RESPONSABILIDAD DE LA SUMISA ver con quién sesiona. O caerá, como azucena, en el abuso. 

7) ¿Quién eres? ¿Cuánto vales? ¿Dónde está tu autoestima? La sumisa debe valorarse. Debe saber que es un ser único y maravilloso, que es la herramienta que el Amo usará para que ambos conozcan la plenitud. Y como toda herramienta debe ser cuidada, protegida, amada, considerada. Pero para lograr eso la primera convencida debe de ser la sumi, para poder detectar a tiempo a los amopepito que la quieran abusar. Y si TODAVÍA no aparece ese Amo maravilloso que está esperando, mejor, porque le dará tiempo de instruirse más para ese gran momento. 

8) No denunciar el abuso. El tema del abuso y la denuncia es muy delicado. No siempre la sumisa se siente capaz de denunciar un abuso –y más cuando el supuesto abusador es alguien reconocido en la comunidad- porque teme ser condenada en vez de recibir apoyo. Este es un tema que trataré en una entrada aparte; solo daré mi opinión que nadie tiene por qué compartir. 


Por supuesto que azucena tiene parte de responsabilidad en lo que le pasó, pero la mayor responsabilidad es de amopepito. Y con ese nombre así, en minúsculas, quiero identificar a los dominantes soberbios y engreídos, que se creen que saben todo, que se autodeclaran Master en tal o cual disciplina cuando no saben cómo empuñar un instrumento o hacer un nudo. Y esos amopepito, son responsables de: 

1) Sesionar con una sumisa desinformada. Porque si se informa mucho se va a dar cuenta que de Amo solo tiene el nombre. 

2) Sesionar sin un playlist. El playlist no es una tontería o una costumbre que le ocurrió a un imbécil para hacerle perder tiempo al Dom. NO. El playlist es para conocer LOS LÍMITES de la sumisa, y no es descabellado que el Dom también le de uno a su sumisa para que ella sepa cuáles son sus gustos y sus límites, porque los Doms también tienen límites. 

3) Apurar a la sumisa para que haga cosas que no se anima o que se entregue sin límites. Eso no es entrega, es casi coacción, es acorralarla para que haga lo que el Dom quiere, usarla como algo que solo sirve para obtener placer. 

4) No respetar la palabra de seguridad y no darle señales alternativas para cuando no puede hablar o moverse. Eso es ABUSO. Es no respetar el SSC. Es sesionar sin consenso. Y si me dicen que así se acordó de antemano, entonces sepan que ¡NO ES BDSM! Porque no es ni sensato ni seguro sesionar sin palabra de seguridad, aún en parejas que se conocen por años. 

5) Querer convencer a la sumisa que ella no entiende porque es nueva, sin experiencia, engañarla diciéndole que eso es el BDSM, que él le va a enseñar a ser una buena sumisa, pero tiene que empezar por soportar lo que no le gusta. No es así. Repito: la sesión es para placer de ambos, no solo de una de las partes. 

6) Ser un depredador, un lobo con piel de oveja, un cazador, un abusador que se aprovechó de la ignorancia de una sumisa novel para descargar en ella su ansias de hombría, porque hasta es posible que sus problemas eréctiles lo lleven a descargar su frustración de esa forma cobarde. 


 Sí, es probable que esté siendo muy dura, pero como soy viejita no creo más en los cuentos infantiles. Somos todos mayores de edad y el grueso de las personas que sesionan están entre los 25 y los 40 años. No hay niños, no hay menores, no hay o no debería haber personas con problemas sicológicos graves. Para practicar BDSM es necesario ser una persona responsable de sus propios actos y decisiones. Por lo tanto, mi querida azucena, ni vos tan caperucita ni el amopepito tan lobo. Los dos son responsables aunque en diferente medida. De más está decir que yo hablo de esta situación dentro de los límites y del contexto del BDSM, no de alguien que obliga a otro a hacer cosas contra su voluntad amenazando su vida con un arma o de otra forma. 

 Y tú, sumisa que estás leyendo este post ¿te sientes identificada? ¿Tomas alguna medida de seguridad antes de una sesión? ¿Te ha pasado alguna vez algo así? Si te pasó, ¿tuviste alguna responsabilidad o fuiste una inocente caperucita? ¿Supiste de alguna sumisa que le pasara algo así? 

Usted, Dominante ¿qué opina de este caso? ¿Cree que el amopepito procedió de forma correcta? ¿Qué errores cometieron cada una de las partes? ¿Usted exige un playlist antes de sesionar con una sumisa que no conoce? ¿Qué medidas de seguridad toma con la sumisa antes de sesionar? 

Este post no es para buscar culpables, sino para que cada uno se haga responsable de la parte que le corresponde. 

Y está visto desde el bottom. El próximo será con la visión de un TOP, porque también existe el abuso desde el bottom hacia el TOP. 

 Si después de leer esta entrada usted piensa que fui parcial y tomé partido por una de las partes, estará en lo cierto. No puedo ser imparcial, solo neutral en mis conclusiones. 

Gracias por leerme, y esta vez más que nunca pido su opinión y que deje sus comentarios en aquí y no en el Facebook, para que todos podamos responder. 

anitaK[SW].

NOTA: El cuestionario para prácticas BDSM pertenece al foro de ALICANTEBDSM

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