
Ayer recibí un mail de una sumisa, una seguidora de este blog a la que llamaré azucena. Por respeto no voy a publicar la carta sino el caso que, lamentablemente, es más frecuente de lo que me gustaría, sobre todo en sumisas inexpertas. El caso es así:
Con veintiséis años azucena descubrió su vena sumisa. Buscó entonces en internet cómo conectarse con gente...