jueves, 25 de diciembre de 2014


Admito que lejos estoy de ser una experta en música. Como aficionada prefiero la zarzuela a la ópera, el ballet clásico al moderno y disfruto por igual una orquesta sinfónica que la murga en carnaval. Casi siempre disfruto tanto los sonidos como la visualización del entorno, poniendo especial énfasis en los detalles. 


 El año pasado para mi cumpleaños, Sir Williams me invitó al Teatro Colón de Buenos Aires a ver el ballet “Carmen”. Cuando llegamos la orquesta estaba afinando sus instrumentos. Siempre había oído hablar de la magnífica acústica de este teatro, pero jamás pensé que tendría la sensación de que el percusionista vendría hasta mi asiento, ubicado en el tercer nivel, a tocar el triángulo en mi oído. Fue increíble, tanto que me puse a pensar en la importancia de los pequeños detalles: palabras, sonidos, actitudes, señas... 

 Cuando pienso en una orquesta imagino el sonido elegante de los violines, la brisa refrescante de las arpas, la pomposidad de los bronces y la ostentosa presencia del bombo, pero nunca había sentido la necesidad de buscar la ubicación del triángulo, los gongs o esos pequeños instrumentos que parecen no existir hasta el momento en que son ejecutados. Parecieran estar dormidos, indiferentes a lo que sucede a su alrededor, sin embargo están atentos, expectantes, pendientes del requerimiento para su intervención. 

 También en esto he buscado su paralelismo con el BDSM y lo encontré en las reuniones a las que asistí con mi Amo. Allí la figura relevante es (o debería ser) el Dominante. Los veía llegar, cada uno con su entrada particular, seguido del sumiso y ponerse a conversar, exponer teorías, dar opiniones y hasta disertar sobre ciertos temas como los instrumentos solistas en algunas obras. En tanto, el sumiso estaba detrás, silencioso, humilde, en un aparente letargo, aunque la realidad era que tenía fija su atención en las necesidades de su Amo, esperando un gesto imperceptible, una palabra, una orden que solo su sumiso podría entender. De la misma forma que un acróbata ejecuta sus movimientos con perfecta sincronización, el buen sumiso estudia los gestos de su Dom para responder en el preciso instante en que es requerido. Esa es su obligación y su placer: responder como su Amo espera para brillar, ante Él, con humildad que el triángulo lo hace en la orquesta. 


Alguno podrá decir que una orquesta puede funcionar sin triángulo y es verdad, pero no sin instrumentos de percusión. Y no quiero caer en la tentación de decir que ambos (instrumentos de percusión y sumisos) deben ser golpeados con la fuerza y precisión necesarias para que funcionen bien. Un músico necesita su instrumento para ejecutar una obra y un Dom necesita un sumiso para ejercer su rol. Y viceversa. Siempre uno es necesario para el otro. 

 Estoy convencida que nadie es imprescindible, pero todos somos necesarios. En el concierto de la vida y de la relación BDSM, hay una cuerda que vibra de forma particular cuando ese “alguien” la toca, hay un triángulo que regala su sonido cristalino en el momento exacto que es requerido, hay una nota que para el resto puede ser ínfima pero para el autor es tan importante como para que de ella dependa la armonía y el equilibrio de la obra. 

 Y así, desde la necesaria presencia de nuestra contra parte para poder ejercer el rol que elegimos, me despido hasta el próximo post con el último verso del poema “Hay gente”, de Hamlet Lima Quintana:  

“… 
Y uno se va de novio con la vida, 
Desterrando una muerte solitaria 
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.” 


 anitaK[SW] 

 Aunque no seas imprescindible, te sigo necesitando…

sábado, 6 de diciembre de 2014


Dijo una vez Horacio Ferrer: “El tango se va a morir. ¡Claro que se va a morir! Se murió el Imperio Romano, ¿cómo no se va a morir el tango? Pero… ¡qué huella va a dejar!”. Me parece una frase maravillosa, con ese poder de concisión que tienen los poetas y algunos privilegiados.  


Somos seres finitos y tarde o temprano desaparecemos físicamente, pero creo que la importancia, la esencia de la existencia, el secreto de la inmortalidad está en la huella que dejamos. 

Siguiendo la línea del tango, Gardel, Julio Sosa, Discépolo, Cadícamo y mil más, siguen vivos en sus interpretaciones, en sus letras, en el recuerdo de gente. 

 Mi Amo, Sir Williams, era un gran amante del tango, de la buena música, de los libros de filosofía y de todo lo que alimentara su intelecto. Era un hombre y un Dominante respetado y me consta que tenía muchas amantes: la lectura, la música, la computadora, la filosofía, la coca-cola. Y un compañero infaltable: el cigarrillo. 

 Además de la música y la lectura, dedicaba interminables horas al estudio del BDSM que lo llevaron a conectarse con autores de la talla de la Dra. Gloria G. Brame, logrando permiso de ella y de otros autores para publicar artículos exclusivos para Aldea Sado. Su sabiduría provenía del conocimiento y experiencia real acumuladas durante sus casi cuarenta años como Dominante. 

 Fue un hombre seguro de sus convicciones al que le gustaba debatir tanto como respetar al otro, ya fuese en una discusión en un foro o en una charla personal, con Dominantes o sumisos, curiosos o vainillas. Tenía sus ideas muy seguras y la mente y el corazón abierto para cambiar de opinión si los argumentos de su oponente lo convencían. 

Si tuviera que definirlo diría que fue un respetuoso caballero en todos los ámbitos, y un humilde Maestro del BDSM latino, aprendiz y defensor de su incondicional amigo, el Maestro Avanlys, a quien tanto respetó. 


Hollar en una de sus acepciones significa “pisar, dejando señal de la pisada”.Hoy, 5 de diciembre de 2014, se cumplen dos meses de la partida de Sir Williams, el Dominante que holló en el BDSM argentino y latino. Quizás a partir de las huellas de Maestros como Él y bajo la mirada juvenil de esta nueva generación de bedesemeros, el BDSM siga transformándose para sobrevivir como lo hizo durante siglos. 


¡LARGA VIDA AL BDSM! 

anitaK[SW]

domingo, 2 de noviembre de 2014

Un ángel bajó del cielo
Para contarme solito
Que mi Amito se había ido
al infierno contrataíto.

Satán mismo en persona
Fue quien lo mandó buscar
Pues de su arte con el rebenque
Mucho había oído hablar

El diablo puso cien diablitas
Con sus nalguitas desnudas
Y del rebenque conocieron
El calor y la tortura.

El Amo de ojitos verdes
Compasión no tuvo alguna
Y las diablitas huyeron
Del rebenque, una a una

Celoso el diablo botó
A mi pobre Amito bello
Y al Cielo lo regresó
Como si fuese plebeyo.

Con su pícara sonrisa
Y ojitos encantadores
Conquista angelitas sumisas
Con fines desoladores

Primero espankea sus nalgas
Luego usa cera y esposas
Y en la cruz de San Andrés
Las hace gozar como diosas

La puta muerte lo llevó
Aquella tarde lluviosa
Y yo lo sigo llorando
Con gerundio y memoriosa

Sir Williams

Siempre en mi corazón

viernes, 10 de octubre de 2014

Hoy solo puedo colocar esta cinta negra en su honor, mi Señor. Cuando las palabras regresen a mi mente, haré algo mejor, aunque jamás lograré homenajearlo como usted se merece. Por siempre en mi corazón, Sir Willy Williams.

anitaK[SW]



martes, 2 de septiembre de 2014

Los suspiros son aire y van al aire. 
Las lágrimas son agua y van al mar. 
Cuando un amor muere, dime niña, 
¿Sabes tú dónde va?
Gustavo Adolfo Bécquer 


Aunque Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico del siglo XIX, hoy pueda parecer empalagoso y cursi, aún no se ha encontrado respuesta a su pregunta: ¿dónde va el amor cuando muere? Claro que primero habría que saber si a alguien le importa el destino de un sentimiento que ya no existe y cuyo lugar quizás fue ocupado por el recuerdo. ¿Ninguna de las partes se dio cuenta que ese amor estaba moribundo, o sabiéndolo no les importó? Porque si hay algo que no muere súbitamente es el amor, por lo tanto es más probable que su existencia dejara de importar. 

En una relación BDSM no hay por qué hablar de amor, aunque sí se podría hablar de una atracción mutua que con el correr del tiempo alcanzaría a convertirse en afecto; si la relación continúa tal vez se transforme en amor, aunque no necesariamente tiene que ocurrir así. De todas formas, el tema de este post sería hablar de la rutina en la pareja BDSM, no del amor, aunque hay muchísimos casos que ambos recorren un camino similar.

¿Qué hace que una pareja caiga en la rutina? Porque, amigos, la rutina (en una pareja) como el amor es cosa de dos, aunque a veces es solo uno quien lleva adelante el sentimiento sin que la otra parte se entere, ya sea por distracción, desinterés u otro motivo. Así como a veces solo uno es el enamorado, también a veces es solo uno quien siente y se siente abrumado por la rutina. 

Una relación BDSM comienza de forma similar a una relación vainilla. Primero está: 

LA ETAPA DE LA CONQUISTA 


 En una primera instancia puede pasar que el Dominante o el sumiso detecte al otro y comience a prestarle atención: se fijará en su perfil de Facebook, mirará lo que publica en el foro, buscará información entre los amigos en común si lo conoció en una reunión o si alguien se lo presentó. 


Una vez obtenidos los datos, (para llegar al punto deseado se da por sentado que hay interés de ambas partes) buscará la forma de llamar su atención y ponerse en contacto. Cuando se conozcan, virtualmente o en real, desplegarán todos sus encantos y artes de seducción para poder llegar más lejos. Si son responsables y toman el juego del BDSM en serio, hablarán de gustos, preferencias, límites, del PLAY-LIST y hasta de un contrato por, al menos, una sesión. 

LA PRIMERA ESCENA O SESIÓN:

Por fin consiguieron pareja para sesionar! Seguramente ambos se encuentren en la gloria. El Dominante tendrá un sumiso para hacer lo que soñó (dentro de los límites hablados y pactados), y si tiene oportunidad preparará el ambiente con velas, penumbra y toda la parafernalia que haya podido cargar en su valija: agujas, cuerdas, látigos, pinzas, plugs, etc. Aunque tenga pensado usar solo un par de elementos, quizás considere importante impresionar al sumiso con algo más que actitud. Puede que haya pasado horas planificando todo: desde la entrada hasta el último segundo de sesión, pensando qué hará y qué dejará de hacer. Un buen Dominante difícilmente improvise una escena, menos aún la primera, pero el éxito de su plan también dependerá de la entrega y la confianza del sumiso. 

El sumiso hará otro tanto para demostrar que está dispuesto a entregarse (dentro de los límites) y desea que el Dominante vea en él, la pasta para convertirse en el mejor sumiso con el que se haya topado en su vida. Es probable que se haya pasado las horas y/o los días imaginando cómo será la primera escena y sobre todo, qué le irá a hacer el Dominante. Solo queda entregarse y obedecer. 

Si todo sale como desean, es probable que decidan seguir jugando juntos y comience la etapa de entrenamiento. 

LA ETAPA DE ENTRENAMIENTO: 

Esta etapa es la que podríamos comparar con el enamoramiento, la temporada de la conquista diaria y el conocimiento mutuo. 

Todo es perfecto o se encuentra una justificación para que lo sea. En tanto la pareja se va conociendo, los errores se perdonan con más facilidad (o sirven de excusa para sesionar), el Dominante amolda al sumiso y este se vuelve arcilla en sus manos. 

 Es momento de enseñanza y aprendizaje, de premios y castigos, de descubrimiento constante, de momentos únicos, de sensaciones irrepetibles y prácticas desconocidas, ya sea porque nunca se hicieron o porque se hicieron de otra forma y con otra persona. Es saberse importante en la vida del otro. Es tener a quien cuidar y proteger, es sentirse cuidado y protegido. Es poseer “una joya de incalculable valor”, y convertirse en “la posesión más preciada”. 

Es, sin lugar a dudas, la etapa más bonita e IRREPETIBLE de la relación. ¿Por qué? Porque una vez que se aprende algo ya no se puede volver a aprender, Es entonces cuando llega el momento en que la pareja decide que la relación será definitiva. 

LA RELACIÓN DEFINITIVA: 


Los primeros tiempos serán como la luna de miel. Nunca llegamos a conocer

totalmente al otro, así que es posible que hayan más descubrimientos, que se animen a probar nuevas prácticas, que exploren juntos determinados límites que quizás no sean tan “DUROS” como creían en un principio.


Y el tiempo pasará… 

 Por un motivo u otro, quizás las prácticas se distancien más de lo deseado. Tal vez sea por el estudio, la esposa vainilla del Dominante o los hijos del sumiso, la falta de trabajo o el exceso de horas extras, las cuentas que no se pueden cubrir, el cansancio, la falta de interés y… El caldo de la vida está preparado para que la rutina aparezca y se instale. 

LA RUTINA ¿ÚLTIMA ETAPA?: 

La rutina es algo de afecta a ambos. 

 La mayoría de las veces la pareja no se da cuenta de su aparición porque no ve los primeros síntomas, los inicios, sino que ambas partes se adaptan a los cambios negativos porque no los ven como tales, sino como pequeños inconvenientes pasajeros. Lo malo es que casi nunca son pasajeros y esos inconvenientes terminan convertidos es problemas. 

Esto sucede con más frecuencia en las parejas BDSM que además son parejas en el mundo vainilla. ¿Por qué? No hay respuesta aún, pero es posible que dos personas que se juntan “solo” para el BDSM, el lazo emocional se puede romper con más facilidad porque los sentimientos no son tan profundos, y si no sirve para jugar, no sirve y punto. Pero en una pareja donde además hay amor, el otro es mucho más que un partenaire para sesionar. 

El problema se presentaría cuando las necesidades no son parejas, es decir, una de las partes (por lo general la parte sumisa) necesita, o requiere, o exige mayor frecuencia y variedad en las sesiones, pero sobre todo busca algo más: el entusiasmo perdido en el tiempo. 

No es secreto para ningún participante del BDSM que los sumisos son más demandantes. En términos generales se podría decir que un sumiso siempre está dispuesto a sesionar, en cambio el Dominante es más reticente a hacerlo. Podríamos pensar que el papel del sumiso es más “fácil”, es decir, sus únicas preocupaciones consisten –a grandes rasgos- en cumplir con el contrato, obedecer, estar preparado para servir a su Dominante, recibir órdenes y entregarse. En cambio, el papel del Dominante va mucho más allá: entre otras tareas tiene la responsabilidad del bienestar físico y mental del sumiso, planificar qué hará en la escena, cómo logrará satisfacerlo y satisfacerse, qué cosas ya hizo y cuáles le quedan por experimentar. 

Lo importante es que la sesión sea un goce para ambas partes y no una obligación o imposición como sucede cuando la rutina o el desinterés ya están instalados en la pareja. 

Asegúrese que la falta de interés de su pareja no sea debido a un problema físico, consecuencia de alguna medicación, depresión, etc. Siempre es bueno visitar a un profesional que ayude a descartar o encontrar motivos que ignoramos o desconocemos. 

¿Cómo se detectan los síntomas de la rutina? 

¿Tiene el mismo interés por el BDSM que tiempo atrás? 
¿Prefiere conversar, socializar e intelectualizar el tema antes que ponerlo en práctica? 
¿Se le hace cuesta arriba sesionar? 
¿Le reza a todos los dioses del Sadomasoquismo para que su pareja no le pida sesionar? 
¿Se emociona como antes cuando ve que su pareja quiere jugar? 
¿Se excita como antes cuando tiene la posibilidad de jugar? 
¿Prefiere hacer cualquier cosa antes que sesionar? 
¿Cree usted que usted o su pareja cayeron en la rutina o en el desinterés? 

¿Cuánto pesan los sentimientos en la pareja BDSM? 

Mucho. Pero se siente más en las parejas BDSM que además son novios, matrimonio o conviven. A los que además tienen su pareja vainilla, posiblemente no les pese tanto. 

 ¿Por qué? Aún no se ha descubierto el motivo, pero llegué a esta conclusión después de preguntar a diferentes Dominantes y sumisos: estoy convencida que el amor de pareja va reñido el BDSM. Quizás sea porque cuando una pareja BDSM no siente amor, el temor de dañar física, mental o emocionalmente al otro sea menor y eso les dé más libertad de acción. No digo que se sienta menos responsabilidad, sino más libertad. 

Las parejas BDSM como cualquier otra pareja, también deben tener ciclos y la rutina puede ser uno de ellos. La pregunta podría ser: ¿realmente quieren ambas partes de salir de este ciclo de rutina o solo ven falta de interés de uno o ambos? Porque, recuerden, este problema es de dos. 



Algunas pautas que podrían ayudar a salir de la rutina 

Si ambos quieren continuar con la relación, seguro que juntos encontrarán el camino por medio del diálogo profundo y sincero, la comprensión y la empatía. 

Antes de dialogar con el otro, hágalo consigo mismo y pregúntese sinceramente: ¿qué cuota parte de responsabilidad tengo en esto que me está pasando? Porque de las crisis solo se sale con la autocrítica; una vez que reconozca sus errores estará preparado para dialogar con su pareja. 

Recuerde: la respuesta a cómo salir de esta situación la tiene... usted.

anitaK[SW]

jueves, 21 de agosto de 2014

LAS ETAPAS DE LA PAREJA EN UNA RELACIÓN BDSM



1ª Etapa - De consideración o prueba


Es el tiempo cuando Amo y sumiso consideran el comienzo de una relación seria y comprometida; se valoran mutuamente y reflexionan acerca de los pro y las contras de esta unión. Se puede hacer un contrato temporal por el tiempo que ambos deseen y acepten: una sesión, una noche, un día, un mes, o el tiempo que dure la etapa. 

 El sumiso responde el Play List y el Dominante lo estudia. 

 Durante una temporada que varía según el Amo, el sumiso puede llevar collar o cadena que solo sirve para indicar que hay una relación potencial, impidiendo o limitando el acercamiento de otro Dominante. 

 2ª Etapa - De adiestramiento o entrenamiento


La relación avanza y ambos deciden continuar. 

Es la temporada en que ambos se irán conociendo por dentro y por fuera, el Amo probará los límites, uno buceará en el alma del otro, buscarán la forma de complacerse, se demostrarán intereses mutuos e individuales, se verá el esfuerzo, y se cederá con lentitud hasta la entrega sin reservas, cuando la confianza sea plena. 

Durante más o menos tres meses –dependerá del Amo- el trabajo será arduo para ambos. Como alfarero y arcilla, uno moldeará y el otro se dejará moldear. 

Es, sin duda, la etapa de la relación que más excita, maravilla, emociona y se hace inolvidable e irrepetible, ya que una vez que el sumiso esté entrenado no se vuelve atrás –al menos con el mismo Amo-. 

Habrá momentos duros, de dolor, de trabajo arduo, de errores, de ensayar una y otra vez una orden hasta lograr lo más cercano a la perfección. Entonces vendrán las gratificaciones, los premios, la alegría de sentirnos poseídos por Él/Ella, y el orgullo de ser sus sumisos por decisión propia. 

En esta etapa hay temas básicos que se deberían tocar. He aquí algunos: 

A) El conocimiento y la información 


 No es lo mismo, ya que uno se puede informar pero no comprender lo que se nos dice. Por lo tanto, si la información no llega el conocimiento tampoco, y es allí que debe aparecer el Amo para explicar, por ejemplo, que el BDSM es más que sexo con aditamentos. ¿Qué pasaría si Amo y sumiso cayeran en el mismo error por ignorancia? Podría derivar en un incidente sin consecuencias o podría ocurrir un grave accidente. Por eso el conocimiento del BDSM es básico en una relación D/s. 

Citemos a San Agustín o Agustín de Hipona, el conocido filósofo nacido en el siglo IV y que hablaba de los tres placeres: el placer del conocimiento, el placer del sexo y el placer del poder. ¿Cómo puede alguien, Amo o sumiso, comprender qué siente si no entiende el concepto de placer? Estaría sintiendo una serie de sensaciones, placenteras o no, pero sin saber ni preguntarse qué, por qué y para qué siente lo que siente. Quizás esto le parezca ridículo, pero en realidad es lo que nos separa de los animales que solo actúan por instinto. El Amo generoso se retroalimenta del placer de su sumiso: siente placer con el Conocimiento que le permite hacerlo feliz, con el Poder que ostenta –aún sabiendo que es cedido temporalmente-, y con el Sexo que lo llevará a niveles de goce que nunca creyó sentir. Aquí están el placer del conocimiento, del poder y del sexo de los que nos hablaba la filosofía de San Agustín. 

B) La libertad 


“Nunca fui más libre desde que tu cadena me ata”. “Nunca volé más alto que desde que a tus pies me arrodillo”, dice poéticamente Lena{DR}, sumisa de Dragón. Creo que no hay mucho que agregar. La sumisión nos hace libres porque la escogemos en libertad. 

C) El protocolo dentro de la relación 


Con el protocolo hay opiniones encontradas. Están quienes piensan que es básico e imprescindible, y están los que lo consideran una tontería y una pérdida de tiempo. Por lo general este pensamiento lo tienen los más jóvenes, los que desprecian o no quieren reglas, o aquellos a quienes aún les dura la rebeldía adolescente. Y está bien. Pero sería bueno que averiguaran qué se están perdiendo. 

Con o sin protocolo, lo que no puede faltar en una relación D/s es el respeto y la clara separación de los roles, y para eso el protocolo puede ayudar y mucho, pues entre otras cosas le recuerda al sumiso cuál es su lugar. De todas formas, quien decidirá cuál es el protocolo a seguir dentro y fuera de la relación, siempre será el Dominante. La buena voluntad y el interés que demuestre el sumiso en aprender el protocolo preferido por su Amo, demostrará también su interés por complacerlo. 

El protocolo en el BDSM no está escrito. Por lo tanto, sea usted Amo o sumiso, si se ve enfrentado a una situación en la que no sepa cómo actuar, permítame una sugerencia: ante la duda, siga su instinto y demuestre su urbanidad, educación y etiqueta. Le aseguro que no fallará. 

D) El lenguaje


El lenguaje reflejará la educación y el protocolo de quien se exprese, sin importar el rol. El Amo educará al sumiso a su gusto, especificando sus preferencias para los saludos, las despedidas, las diferentes tareas, el netiquet (etiqueta en internet) y el tratamiento para sí mismo y para los otros Amos. 

E) Las posturas


El entrenamiento para las posturas podría enfrentar algunos inconvenientes, por eso es tan
importante el Play-list y las especificaciones sobre las enfermedades y/o limitaciones físicas que pueda tener el sumiso. El Amo, cuando acepta al sumiso, debe también aceptar que por un motivo u otro, quizás haya disciplinas que no se podrán practicar, y otras que se practicarán como se pueda, no como se desea.

Y voy a regresar por un instante a los libros y la fantasía porque sé que existen muchos lectores de Gor. La estética de sus posturas (esto es opinión personal), es bellísima y es muy probable que el sumiso pueda aprenderlas y practicarlas todas. Si piensan practicar algo más que las posturas, les sugiero que lo piensen detenidamente, y recuerden que el mundo Gor es… ¡fantasía!

F) El manejo social del sumiso


Hay personas que nacieron con el arte de manejarse con armonía en la esfera social, mientras que otras son menos hábiles. El entrenamiento puede servir para que las personas tímidas socialicen un poco más, y las que son demasiado abiertas y charlatanas aprendan a guardar silencio y escuchar. Como en el resto de los puntos del entrenamiento, el que tiene la última palabra es el Amo, así que debería estar claro con respecto a lo que desea y también a los límites duros del sumiso. Si un sumiso pone como límite duro, por ejemplo, no ser expuesto en público, el Amo debe respetarlo. También el sumiso podría permitirse experimentar con cosas nuevas, siempre y cuando no le cause daño físico o emocional.

El Amo debe ser preciso también con las órdenes que da sobre cómo quiere que su sumiso se maneje en sociedad, dentro y fuera del BDSM. Volvemos entonces al protocolo, la racionalidad y el sentido común. Sea coherente con las órdenes que da como Amo, y las que recibe y cumple como sumiso. Por eso es tan importante conversar y ponerse de acuerdo para no malinterpretar o caer en errores que podrían evitarse. 


G) La obediencia


Todo tiene un límite, incluso a obediencia. Un Amo no debería pedir nada que esté fuera de los límites del sumiso, pero si lo hace, este puede negarse a obedecer y hasta terminar la relación devolviendo el collar a su Amo. Si el sumiso se negara a obedecer una orden que esté dentro de los límites estipulados, el Amo podrá imponer un castigo, rever el contrato y hasta terminar la relación dando la libertad al sumiso y solicitando la devolución de su collar.

Las reglas de la pareja son internas y son para cumplir. Toda acción tiene su efecto, así que la obediencia podría tener su recompensa y la desobediencia su castigo. Aunque es importante repetir que si lo que su Amo le exige hacer le hace daño, no lo haga. Pida permiso para hablar, explique los motivos, conversen y CUÍDESE usted, porque lo que para el otro puede ser una tontería, para usted quizás no lo sea. Sea coherente para ser creíble, y en el error o en el acierto, sea siempre responsable de sus decisiones.

H) El contrato


Como ya vimos, el contrato tendrá la duración que los firmantes decidan. Se sabe que es algo

privado de la pareja y no tiene valor legal. Pueden encontrar en la red varios modelos y modificarlos a su gusto y conveniencia, o hacer su propio contrato basado en alguno de los existentes. Quizás el primero tenga demasiadas páginas que irán desapareciendo con el tiempo, hasta que lleguen al más corto y maravilloso, al que mi Amo me propuso:

A partir de hoy, (fecha), soy el sumiso de (nombre del Amo). Firma del sumiso”. 

Claro que para firmar un contrato así, tiene que llevar la pareja mucho tiempo junta, cuando los límites están tan claros que desaparecen, y desaparecen porque siempre están presentes.

Antes de firmar piense que es algo serio, y que está dando su palabra de honor de que cumplirá con lo que dice el contrato. Si tiene dudas, no lo firme y no se comprometa. Pero si se compromete, cumpla. Repito: el BDSM es un juego, pero un juego serio.

I) Los collares


Hablamos de collares en plural, pero en realidad es solo uno como el anillo de matrimonio: se puede tener el de todos los días, el de las fiestas, el del día de la boda o el que se pusieron para tal aniversario, pero todos significan lo mismo. Incluso se puede ir por la vida sin anillo, pero eso no exime del compromiso del casamiento.

El Amo puede tener varios collares reales para su sumiso: de entrenamiento, de castigo, de restricción, de fiesta, etc. El sumiso puede usarlo –de acuerdo a lo que le haya dicho su Amo- en todo momento o en ocasiones especiales, a la vista o escondido.

El collar puede ser el tradicional que va alrededor del cuello, pero hay quienes con el mismo significado optan por un anillo, una pulsera o un dije como símbolo de posesión y de entrega. Buscan algo que pueda ser exhibido en todo momento sin llamar la atención. El gusto y la imaginación depende de cada Amo y de cada pareja.

De los collares virtuales ya hablamos, así que no voy a repetir. Sí les diré que sin importar qué tipo de collar le sea colocado al sumiso, el más importante es el invisible e intangible, el que se lleva en la mente y en el corazón, el que simboliza fidelidad, entrega, confianza y sobre todo, respeto. 

La etapa del entrenamiento es, sin duda, la más importante, la básica, la que ambos recordarán, la que permanecerá incluso si la relación termina. Disfrútela y aprovéchela.

3ª Etapa - De propiedad:


Para terminar, tenemos la última etapa, la definitiva, la que mantendrá unida a la pareja hasta que decidan separarse (si es que lo deciden), porque nada es para siempre, excepto los cambios. Esta etapa es la que indica que la pareja se consolidó como Amo y sumiso, y ambos tienen la seguridad de querer seguir adelante.

La relación es seria y formal, y existe la intención de que sea duradera. De tres a cinco años más tarde, podría llegarse a la Ceremonia de las Rosas.

Y para finalizar: espero que estos ítems puedan ser de utilidad para los que recién empiezan. Apenas son pequeñas pinceladas en la gran pintura que es el BDSM. Cada uno es un artista con la responsabilidad de estudiar para ser mejor. Su contraparte lo está esperando en algún lugar para que juntos puedan crear la maravillosa obra maestra de su propia relación BDSM. Así lo deseo para cada uno de ustedes. 

 Mis respetos,

 anitaK[SW]

domingo, 17 de agosto de 2014

Me siento en la necesidad de aclarar que escribí este artículo hace casi un año para la Revista O y creo que llegó el momento de compartirlo con ustedes. Fue escrito con ánimo informativo, bajo mi visión, basado en mi experiencia y aprendizaje. Esta es la primera parte del artículo; la siguiente será publicada en una semana.

De aquí en más, cuando hable de Amo o Dominante incluiré bajo esa denominación todos los roles TOP –Amo, Dueño, Dominante, Señor, Dómina, Mistress y demás- y allí también estarán incluidos ambos géneros. Lo mismo para el rol de sumiso o bottom  –sumiso, esclavo, spankee-. La visión de este artículo es para una relación real, aunque virtualmente es similar.

Este artículo va dirigido en especial a las personas que recién dan sus primeros pasos en este mundo del BDSM. Antes de entrar en el tema del entrenamiento, quisiera dedicar unos párrafos a lo que considero es la básico en una relación D/s (Dominación/sumisión).
 
Quizás usted sea de los que han sentido inclinación desde que tiene memoria, hacia alguna de las disciplinas del BDSM –Dominación/sumisión, Sadomasoquismo, Spanking o nalgadas eróticas consensuadas, Bondage o Ataduras, Fetichismo, etc-; quizás la haya descubierto durante una conversación, leyendo un libro o mirando una película.

Cuando alguien decide a entrar este mundo tiene, por lo general, una idea bastante romántica y a veces distorsionada de la realidad, porque piensa que va a vivir algo similar a lo que ha visto en una película, o leído en una novela o relato. Error. El escritor o los cineastas solo se encargan de hacer disparar nuestra imaginación, pero la realidad es muy diferente. Son varios los blogueros y escritores que advertimos al lector sobre mantener los relatos, novelas y películas apartados de la realidad, para dejarlos dentro del mundo de la fantasía, que es donde en realidad pertenecen.  

Mantener los pies en la tierra es importante en todo momento, pero más aún cuando se busca un compañero de juegos casual o permanente. Recuerde que el BDSM es un juego serio.

ELIGIENDO PAREJA PARA JUGAR
1)    
Si su rol es de Amo tendrá en sus manos la integridad física y mental del sumiso, lo que implica una enorme responsabilidad.  Valórelo y elija como compañero de juego una persona inteligente y responsable, que realmente comprenda qué está haciendo y que esté seguro de lo que quiere hacer. Dele a su sumiso las explicaciones que crea necesarias para asegurarse que comprendió. Es su responsabilidad estar informado y saber lo más que pueda sobre el tema. La información la encontrará en webs y blogs serios, o preguntando sus dudas a Dominantes con más experiencia. No debe sentir vergüenza por no tener cierta información, pero recuerde que el no aceptarlo puede conllevar consecuencias muy graves. Por ejemplo: dónde y cómo azotar, o hasta dónde puede humillar a su sumiso sin causarle daño psicológico.

2)     Hable con el elegido, converse, estúdielo, y luego decida sin apuro si es la persona acertada para usted. Cuando esté seguro, recuerde que puede preguntar referencias a varias personas, aunque su propia visión será la definitiva.  No olvide exigir al sumiso que haga un PLAY LIST para aclarar de los límites, y háblele de los suyos –los Amos también tienen límites-.  Y recuerde que la esclava O y la protagonista de La Secretaria existen sólo en los libros.
Ningún Amo debería serlo hasta no ser Amo de sí mismo” (El Faro).

3)     Si usted es sumiso y un Amo se le acerca, sea responsable de su elección. No diga que sí
de inmediato, sin meditarlo, por muchas ganas que tenga de debutar, aprender o jugar. Antes de aceptar pida referencias de esa persona a toda la gente que pueda. Hable, pregunte, investigue. Fíjese si le pide un PLAY LIST para conocer sus límites, o al menos si le pregunta cuáles son. Y cuando esté decidido piense si pondría su vida en manos de esa persona. ¿Le parece exagerado? Quizás lo sea, pero imagínese atado, vendado y amordazado a merced de ¿ese Dominante? Solo usted puede responder.

4)     Si está esperando que su Amo se parezca a Christian Grey o a la Dómina de la foto, déjeme decirle que ellos existen tanto como Mickey Mouse, así que decídase por alguien real, de carne y hueso, o quéjese ante E. L. James o los estudios Disney. Recuerde que usted es alguien inteligente que decide ceder el poder, un poder que jamás perderá mientras esté con alguien responsable.


LA CESIÓN DEL PODER

El que exige, guía, disciplina, decide y ostenta el poder que el sumiso le cedió, es el Dominante. A Él le fue otorgado en forma temporal y debe tenerlo siempre presente. Permítanme citar al prócer uruguayo, General José G. Artigas, cuando le decía a su pueblo: “Mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”. En una relación D/s es similar: el sumiso otorga y quita el Poder con sólo decirlo. Y un verdadero Amo acepta sin dudar.

Durante una escena (también llamada sesión) cualquiera de las partes puede parar la acción por la razón que sea, aún por capricho. Claro que si lo hace sin motivo deberá atenerse a las consecuencias, que podría ir desde la suspensión parcial o definitiva de la escena o… de la relación. En ese momento entraría a jugar la seguridad, un tema del que hablaremos en otra ocasión.

EL COMIENZO DE LA RELACIÓN
 
Por lo general, el Amo tiene collar real y virtual. El real es el que se coloca en el cuello del sumiso, y el virtual es el que acompaña su firma. En el caso de mi Amo, Sir Williams, su collar virtual es [SW]. Las llaves [ ] indican que la relación es real (según el “Diccionario multilingüe de BDSM”, de los autores Bartolomeu Doménech y Sibil.la Edicions Bellaterra, 2004), mientras que las llaves comunes { } son para las relaciones virtuales, aunque la mayoría de los Amos las han adoptado para sus relaciones reales y/o virtuales.

Si Amo y sumiso conversaron y se conocieron durante un tiempo que consideran prudencial, es hora de comenzar la relación.

Aunque cada Amo tiene su propia forma de hacerlo, en el BDSM tradicional y protocolar trascurren tres etapas, que van desde el momento en que ambas partes deciden comenzar una relación hasta el momento en que el Amo acepta en forma definitiva al sumiso. Estas tres etapas van acompañadas de un collar, diferente para cada ocasión. 
(Fin de la primera parte. Continuará...)


miércoles, 23 de julio de 2014

Hace cuatro años que concurro a talleres literarios y fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Allí aprendí métodos, estrategias, estilos y a conocer diferentes escritores hasta ahora inexplorados por mí; de algunos desconocía sus obras, de otros ignoraba hasta su existencia.
La poesía no es mi fuerte, no me gusta demasiado excepto en algún caso muy específico y me declaro bastante romántica en ese sentido. Me gusta Bécquer, un poco de la obra de Neruda, algo de Benedetti, Delmira Agustini, “Implacable” de Juana de Ibarburú, “Besos” de Gabriela Mistral y hasta alguna traducción de Shelley y Lord Byron. También puedo disfrutar a Manrique y el uso metafórico del color utilizado por don Luis de Góngora y Argote. O gozar con la belleza de brillos y sonidos que nos regala Lorca en “La casada infiel”. Pero cuando busco un libro para leer difícilmente opto por la poesía.
Este año estoy conociendo al maravilloso grupo que forman las mujeres escritoras a través de los siglos, desde Safo de Lesbos hasta nuestros días. También he profundizado algo más en los padecimientos que el género femenino ha soportado por osar pretender acercarse al conocimiento, como Hipatia de Alejandría o Sor Juana Inés de la Cruz, por solo nombrar a dos de las más conocidas.
En este recorrido por las letras femeninas me detuve en una compatriota que también sufrió mucho, pero me abstendré de dar mi opinión personal porque no tengo datos suficientes sobre su vida. Estoy hablando de María Eugenia Vaz Ferreira, hermana de Carlos Vaz Ferreira. De lo que pude leer de su obra, este fue poema me impactó. Lo llamó Holocausto.

Holocausto
de María Eugenia Vaz Ferreira

Quebrantaré en tu honra mi vieja rebeldía
si sabe combatirme la ciencia de tu mano,
si tienes la grandeza de un templo soberano
ofrendaré mi sangre para tu idolatría.

Naufragará en tus brazos la prepotencia mía
si tienes la profunda fruición del océano
y si sabes el ritmo de un canto sobrehumano
silenciarán mis harpas su eterna melodía.

Me volveré paloma si tu soberbia siente
la garra vencedora del águila potente:
si sabes ser fecundo seré tu floración,
y brotaré una selva de cósmicas entrañas,
cuyas salvajes frondas románticas y hurañas
conquistará tu imperio si sabes ser león.


No creo que María Eugenia estuviese pensando en una relación D/s al escribir este poema, pero tal vez imaginó que el hombre a quien se entregaría debía poseer esas dotes para ser digno de ella. Eso es tener las cosas claras y la autoestima en su justo lugar.
A medida que lo iba leyendo pensaba en cuán diferente sería una relación si antes de comenzarla tuviésemos certeza de qué características buscamos en ese compañero/a.
Basándome en este poema y desde mi interpretación, ¿qué debería buscar un sumiso en su Dominante?:
-La ciencia de su mano, o sea: inteligencia, sensatez, responsabilidad.
-Debe tener la grandeza de un templo para que el sumiso esté dispuesto a ofrendar hasta su sangre.
-Sus brazos deben prodigar la profunda fruición del océano.
-Deberá conocer el canto sobrehumano, seducir al punto que silencie la eterna melodía del sumiso. Porque solo cuando sienta el Poder en la voz (o en el silencio) del Dominante, entenderá que debe guardar silencio.

-Cuando la soberbia del Dominante acepte que el Poder que ostenta está cedido por la parte sumisa, el águila que podría llegar a desgarrarlo se convertirá en paloma para Él.
-Deberá saber cómo ser fecundo para hacer que aparezca la floración de su sumiso. Si éste no florece, es más probable su ignorancia para fecundar que la esterilidad del sumiso.
-Ya florecido brotará una selva de entrañas cósmicas, románticas y hurañas; si el Dominante sabe ser león (el Rey de esa selva) podrá gozarla casi sin límites.
Queridos sumisos: aceptar a “la ciencia de su mano”, “la grandeza de un templo soberano”, “la profunda fruición del océano”, “la garra vencedora del águila potente”, “ser fecundada para florecer”, y “conquistar el imperio del que sabe ser león”, implica una enorme responsabilidad. Ser sumiso es tener la capacidad de exigir lo máximo del Amo SOLO si se está dispuesto a ofrendar una entrega en la misma medida, con la misma intensidad.
Esta relación es de ida y vuelta. Es ser el mejor sumiso para el mejor de los Dominantes. Es someter la rebeldía a la ciencia de su mano, pero… por favor asegúrense que esa mano esté dirigida por un cerebro que los dignifique aún dentro de la humillación del BDSM.
El Dominante tiene la enorme responsabilidad de cuidar al sumiso por ser su tesoro más preciado. Posiblemente, si su entrenamiento fue el acertado, el sumiso lo vea –fuera y dentro de la escena BDSM- con todas esas virtudes que enumera el poema. Ojalá que el Dominante tenga la humildad suficiente para poder sobrellevar y ver la admiración (a veces exacerbada) de su sumiso.
Como ya dije, esta relación es de ida y vuelta, pero a veces el tiempo, la rutina o la confianza de que todo va bien, hacen que alguna de las partes olvide la importancia de mantener encendida la llama del deseo.
Creo que mi próxima entrega será acerca del cansancio y la rutina en la relación BDSM.
Saludos cariñosos a los sumisos y mis respetos a quienes se han ganado con hechos, palabras y actitudes, el título de Dominante.

anitaK[SW]
A los pies de mi Señor


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