Hace no mucho en el perfil de un
Amo amigo, se dio el tema de las personas que estando bajo tratamiento
psiquiátrico y/o bajo el efecto de psicofármacos están en el BDSM de forma
activa y presencial, participando y buscando con quien sesionar.
Cuando expresé mi opinión sobre
el tema, un montón de gente me cayó encima, como posiblemente pase también esta
vez, así que trataré de ser lo más clara posible. También repetiré una y otra
vez que lo aquí publicado es mi opinión. Nadie tiene por qué compartirla.
Hay medicamentos de venta libre,
tan común como un jarabe para la tos por ejemplo, que llevan una advertencia
donde explica –no lo recuerdo textualmente- que quien lo consuma debe tener
cuidado porque puede provocar mareos, náuseas, y se recomienda que NO maneje
vehículos ni maquinaria pesada. Las medicinas psiquiátricas tendrán aún más
advertencias y efectos secundarios, supongo.
Estoy de acuerdo con los que
dicen que el BDSM es un juego, pero es un juego muy serio. Y esa seriedad
conlleva muchas responsabilidades, por mí y por quien juega conmigo.
Quisiera que a todos los que
practicamos el BDSM de forma presencial y hasta virtual, entendiéramos que NO ES SENSATO NI SEGURO SESIONAR BAJO LA
INFLUENCIA DE DROGAS, ya sean prescriptas o sociales.
Y con esto NO DIGO –quiero que quede claro- que está mal tomar medicación, o
que las personas que toman medicinas psiquiátricas sean malas personas o no
tengan derecho a jugar y disfrutar su sexualidad. No. Lo que sí digo y sostengo
es que quienes toman psicofármacos deberían abstenerse de sesionar durante
el período que los consuman. Y por supuesto que deben dejarle saber a su
compañero de juegos que están bajo tratamiento, qué medicación consume, y darle
la oportunidad de decidir si quiere jugar o no bajo esas circunstancias. Eso
sería una actitud responsable y madura. Creo que nadie quiere que otro decida
por uno, y si alguien oculta información, está decidiendo por otro.
Me pueden tildar de exagerada y
quizás lo sea, pero prefiero exagerar y no que haya arrepentimientos tardíos.
En las fiestas BDSM no se debería
vende alcohol. He visto a muchos Amos tomar alcohol y luego hacer exhibiciones
donde los azotes terminaban en zonas peligrosas, o los nudos no eran seguros.
También he visto a muchas sumisas consumir alcohol, prestarse para una exhibición
y luego desmayarse. Al pasar esto en reuniones donde había 80, 100 o más
personas, los riesgos disminuían porque generalmente había un médico presente.
Pero esas ventajas no las tenemos en una sesión privada.
Cada uno sabrá qué cantidad de
alcohol puede tomar sin que su capacidad cognitiva y/o mecánica se vea afectada
por su consumo. La única segura es cero. Pero ¿pasa lo mismo con otro tipo de
drogas?
A veces se puede dar que la
contraparte en una sesión consuma su droga delante del compañero de juego. Si
lo hace, -obviamente antes de comenzar a sesionar- es responsabilidad del que
está sobrio rechazar o no la sesión. El problema es cuando ya viene drogado
pero aún no le hizo efecto como para darse cuenta antes de empezar.
¿Y qué pasa cuando la persona tiene algún trastorno psiquiátrico y no lo
dice? Pues estamos fastidiados. Por supuesto que siempre lo mejor es
sincerarse, pero rara vez sucede. Por esto es tan importante conversar y tratar
de detectar lo que el otro no me está contando.
Me pregunto cuántos sumisos se
imagina en sesión, atados, sin poder moverse, vulnerables. a merced de un
Dominante que tiene el poder –otorgado o no- de hacerles lo que desee. Sí,
puede sonar muy excitante, pero no siempre lo es.
¿Y quién dijo que únicamente son
los sumisos los perjudicados? Hace pocos días en España se dio el caso de un
Amo que fue denunciado por su sumisa. Según este Dominante, no hubo abuso sino
que la chica está perturbada, pero aun así fue sentenciado sin prisión, quizás
pierda su familia, su empleo y tiene una mancha de por vida en su historial.
No es la primera vez y
seguramente no será la última. Ambas partes pueden ser y son víctimas. La
sumisa que denuncia por abuso –real o fingido- , y el Amo que puede ser
denunciado por un abuso real o, por ejemplo, por venganza. En este momento
donde la sociedad está tan sensible a la violencia doméstica, es probable que
le den la razón de forma más liviana a la persona “abusada” –casi siempre la
parte sumisa porque es la más vulnerable-,
y que la parte Dominante se vea perjudicada con o sin motivo. Dependerá
de cada caso saber quién es la víctima y quién el victimario.
Más allá de las charlas, fotos,
mails y otras “pruebas” que podamos conservar -recordemos que el contrato no
tiene ningún valor legal-, siempre lo mejor será tener presente dos palabras: PRECAUCIÓN y RESPONSABILIDAD. Y me
animaría a agregar otra palabra: PACIENCIA.
Por más ganas de jugar que tenga, no se lance de entrada con esa oportunidad
que apareció como caída del cielo. Espere. Charle, averigüe, pregunte,
investigue durante un tiempo que le parezca prudencial, y luego, cuando esté lo
más seguro posible, arriésguese y disfrute al máximo.
Saludos y mis respetos.
anitaK
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