Hace cuatro años que concurro a talleres literarios y fue una de las
mejores decisiones que he tomado en mi vida. Allí aprendí métodos, estrategias,
estilos y a conocer diferentes escritores hasta ahora inexplorados por mí; de algunos
desconocía sus obras, de otros ignoraba hasta su existencia.
La poesía no es mi fuerte, no me gusta demasiado excepto en algún caso
muy específico y me declaro bastante romántica en ese sentido. Me gusta Bécquer,
un poco de la obra de Neruda, algo de Benedetti, Delmira Agustini, “Implacable”
de Juana de Ibarburú, “Besos” de Gabriela Mistral y hasta alguna traducción de Shelley
y Lord Byron. También puedo disfrutar a Manrique y el uso metafórico del color
utilizado por don Luis de Góngora y Argote. O gozar con la belleza de brillos y
sonidos que nos regala Lorca en “La casada infiel”. Pero cuando busco un libro
para leer difícilmente opto por la poesía.
Este año estoy conociendo al maravilloso grupo que forman las mujeres
escritoras a través de los siglos, desde Safo de Lesbos hasta nuestros días.
También he profundizado algo más en los padecimientos que el género femenino ha
soportado por osar pretender acercarse al conocimiento, como Hipatia de
Alejandría o Sor Juana Inés de la Cruz, por solo nombrar a dos de las más
conocidas.
En este recorrido por las letras femeninas me detuve en una compatriota
que también sufrió mucho, pero me abstendré de dar mi opinión personal porque
no tengo datos suficientes sobre su vida. Estoy hablando de María Eugenia Vaz
Ferreira, hermana de Carlos Vaz Ferreira. De lo que pude leer de su obra, este
fue poema me impactó. Lo llamó Holocausto.
Holocausto
de María Eugenia Vaz Ferreira
Quebrantaré en tu honra mi vieja rebeldía
si sabe combatirme la ciencia de tu mano,
si tienes la grandeza de un templo soberano
ofrendaré mi sangre para tu idolatría.
si sabe combatirme la ciencia de tu mano,
si tienes la grandeza de un templo soberano
ofrendaré mi sangre para tu idolatría.
Naufragará en tus brazos la prepotencia mía
si tienes la profunda fruición del océano
y si sabes el ritmo de un canto sobrehumano
silenciarán mis harpas su eterna melodía.
si tienes la profunda fruición del océano
y si sabes el ritmo de un canto sobrehumano
silenciarán mis harpas su eterna melodía.
Me volveré paloma si tu soberbia siente
la garra vencedora del águila potente:
si sabes ser fecundo seré tu floración,
la garra vencedora del águila potente:
si sabes ser fecundo seré tu floración,
y brotaré una selva de cósmicas entrañas,
cuyas salvajes frondas románticas y hurañas
conquistará tu imperio si sabes ser león.
cuyas salvajes frondas románticas y hurañas
conquistará tu imperio si sabes ser león.
No creo que María Eugenia
estuviese pensando en una relación D/s al escribir este poema, pero tal vez
imaginó que el hombre a quien se entregaría debía poseer esas dotes para ser
digno de ella. Eso es tener las cosas claras y la autoestima en su justo lugar.
A medida que lo iba leyendo
pensaba en cuán diferente sería una relación si antes de comenzarla tuviésemos
certeza de qué características buscamos en ese compañero/a.
Basándome en este poema y desde
mi interpretación, ¿qué debería buscar un sumiso en su Dominante?:
-La ciencia de su mano, o sea: inteligencia, sensatez,
responsabilidad.
-Debe tener la grandeza de un templo para que el
sumiso esté dispuesto a ofrendar hasta su sangre.
-Sus brazos deben prodigar la profunda fruición del océano.
-Deberá conocer el canto sobrehumano, seducir al punto
que silencie la eterna melodía del sumiso. Porque solo cuando sienta el Poder
en la voz (o en el silencio) del Dominante, entenderá que debe guardar
silencio.
-Cuando la soberbia del
Dominante acepte que el Poder que ostenta está cedido por la parte sumisa, el águila que podría llegar a desgarrarlo se
convertirá en paloma para Él.
-Deberá saber cómo ser fecundo para hacer que
aparezca la floración de su sumiso. Si éste no florece, es más probable su
ignorancia para fecundar que la esterilidad del sumiso.
-Ya florecido brotará una selva de entrañas cósmicas,
románticas y hurañas; si el Dominante sabe ser león (el Rey de esa
selva) podrá gozarla casi sin límites.
Queridos sumisos: aceptar a
“la ciencia de su mano”, “la grandeza de un templo soberano”, “la profunda
fruición del océano”, “la garra vencedora del águila potente”, “ser fecundada
para florecer”, y “conquistar el imperio del que sabe ser león”, implica una enorme
responsabilidad. Ser sumiso es tener la capacidad de exigir lo máximo del Amo
SOLO si se está dispuesto a ofrendar una entrega en la misma medida, con la
misma intensidad.
Esta relación es de ida y
vuelta. Es ser el mejor sumiso para el mejor de los Dominantes. Es someter la
rebeldía a la ciencia de su mano, pero… por favor asegúrense que esa mano esté
dirigida por un cerebro que los dignifique aún dentro de la humillación del
BDSM.
El Dominante tiene la
enorme responsabilidad de cuidar al sumiso por ser su tesoro más preciado.
Posiblemente, si su entrenamiento fue el acertado, el sumiso lo vea –fuera y
dentro de la escena BDSM- con todas esas virtudes que enumera el poema. Ojalá
que el Dominante tenga la humildad suficiente para poder sobrellevar y ver la
admiración (a veces exacerbada) de su sumiso.
Como ya dije, esta relación es de ida y vuelta,
pero a veces el tiempo, la rutina o la confianza de que todo va bien, hacen que
alguna de las partes olvide la importancia de mantener encendida la llama del
deseo.
Creo que mi próxima entrega será acerca del
cansancio y la rutina en la relación BDSM.
Saludos cariñosos a los
sumisos y mis respetos a quienes se han ganado con hechos, palabras y
actitudes, el título de Dominante.
anitaK[SW]
A los pies de mi Señor
3 ENSEÑANZAS:
Fantastico como siempre. Raras son las veces que no te doy la razon a lo que escribes, y mas raras aun, las que no veo reflejados en tus palabras mis propios pensamientos.
Es un gustazo poder leerte otra vez, gracias por volver :)
Ahhh ansisosa esperando esa proxima entrada!!
Saludos
Felicidades por reflejar tan bien esta admiración, respeto, entrega y rendición que se manifiestan alternativamente en una relación de D/s.
Soy un amante del Tantra y en el dominio/sumisión encuentro la forma de alcanzar resultados que por otros caminos resultan demasiado largos y ásperos.
Simplemente maravilloso. Mis respetos a tan bella dama y por supuesto a su Señor, que ha sido capaz de hacerla florecer de tan delicada manera.
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