miércoles, 18 de febrero de 2015


 Allá por julio del 2013 escribí sobre el best seller del momento, y en vez de hablar de "50 sombras de Grey" decidí llamarlo "50 luces de publicidad". Hoy me toca escribir la segunda parte, la película.

 Hace un par de semanas recibí una invitación para ir a ver “50 sombras de Grey”, quizás la película más taquillera del momento. Acepté porque la invitación provenía de una Dómina respetada y querida por mí, porque era una forma de ver cómo terminaba el libro que me fue imposible terminar de leer, y porque quería saber qué ambiente se formaba en la sala. 

 La expectativa a nivel mundial que creó la premiere de la película es otro éxito de el o los encargados de la publicidad. Después que el libro se vendió como pan caliente y las ventas comenzaron a descender empezaron con el corrillo de que se haría una película, luego fueron los candidatos para el papel del protagonista, a posteriori la fecha del lanzamiento, y ahora el rumor de que los otros dos libros de la saga también se filmarán. ¡¡Chapeaux, señores publicistas!! Y me pongo de pie para aplaudirlos. Esto es marketing y lo demás es risa. 


 Llegamos al cine con tiempo suficiente como para observar. La mayoría de la gente eran muchachas jóvenes, pero también había mujeres maduras, varias parejas, y a pesar de tener boletos numerados, la fila para ingresar a la sala era interminable. Había gran expectativa, risitas nerviosas, cuchicheos y la mirada clavada en la pantalla. 

 Aprovechando la gran cantidad de espectadores, la propaganda se extendió hasta el infinito, y finalmente la película, que por supuesto no voy a contar comenzó. 

 Mi intención era prestar atención a los detalles, como por ejemplo, escuchar en qué momento se producirían los ¡Oh! ¡Ahhhh! ¡Mmmmm..! Y como lo esperaba, las exclamaciones surgieron cuando el protagonista dijo algo alguna palabra que dejaba entrever un dejo de Dominación, o tenía un gesto Dominante. Excepto por las mujeres que conocemos este mundillo, el resto dejaba escapar una risita nerviosa ante una nalgada, o –imagino yo- se les erizaba la piel pensando qué sentiría al estar atada a los barrotes de una cama con una corbata de seda pura, o imaginarse en el lugar de la protagonista en un potro, o atada, vendada y colgada de los brazos mientras es azotada con un flogger. Ninguna se fijó que los azotes caían en lugares donde un verdadero Dominante jamás pegaría, o que un Amo responsable no azota cuando sus emociones lo desbordan, o que va buscando lentamente el límite de su sumisa, sobre todo si esta es una vainilla que quiere explorar un mundo desconocido… 


El señor Grey tiene de dominante lo que yo de carmelita descalza. Es un ser oscuro, traumatizado, que con su dinero logra deslumbrar a una joven con baja autoestima y totalmente desvalorizada pero dueña y responsable de sus actos y decisiones. 

 Entoncres me pregunto… 

  ¿Qué nos quedaría del señor Grey si le quitamos el glamoour? ¿Qué pasaría si en vez de ser dueño de una fortuna inimaginable fuese un oficinista? ¿Qué pasaría si no tuviese esa ropa, ni chofer, ni helicóptero, ni un garaje con varios autos, ni una mansión con una mazmorra forrada de terciopelo rojo conteniendo los elementos que nos harían sentir en la gloria? ¿Qué tal si en vez de pasarla a buscar en un auto valorado en varios cientos de miles de dólares pasara a buscarla en una moto de 50cc? 

 El “mensaje” de esta película es que los Amos son desquiciados, hombres con graves problemas sicológicos que desquitan sus frustraciones con las sumisas, pobres mujeres sin autoestima que se dejan golpear a cambio de algo. 

 Mi padre siempre me decía: “el que regala bien vende si el que recibe lo entiende”. Los regalos del señor Grey ¿tenían la intención de deslumbrar a Ana, de comprarla, de agasajarla, o de qué?

 De más está decir que la película es pésima desde su argumento, pero que logró su cometido: más de una vainilla salió del cine con su pantie húmedo, porque posiblemente como la protagonista, el peor castigo que estarían dispuestas a soportar son seis azotes propinados con un cinturón de cuerina, aplicados por un amo millonario que vuelca su frustración y su ira en cada golpe. Y terminarían huyendo despavoridas, igual que Anastasia Steel.

 Cuando salíamos de la sala, detrás nuestro venía una pareja joven, y él le preguntaba: “¿Estás segura que eso es lo que querés? ¿Estás segura que vas a aguantar?”. Lo feo de todo esto es que muchas mujeres y parejas se meterán a practicar sin la menor idea de lo que están haciendo. Lo lindo es que a alguno se le despertará su rol dormido.

 Lo malo es que, como suele suceder porque es lo que vende, una vez más el BDSM queda mal parado y quienes lo practicamos quedamos como sicópatas pervertidos. Lo bueno es que hay algunos que sí sabemos lo que estamos haciendo, lo hacemos con responsabilidad y lo más importante: lo disfrutamos.

 ¡Larga vida al BDSM!

6 ENSEÑANZAS:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en mas de una cosa, es cierto q si le quitamos a Grey su fortuna no quedaría si no un pobre hombre con mil y un traumas.
En lo personal me gusta lo que leí y la película fue una buena adaptación, lo digo como una mujer de 30 años, vainilla, que en su vida había leído nada de BDSM, q si mucho, me han dado unas nalgadas y ya esta, pero si lo ve un experto en el tema deja mucho q desear, me encantó tu review de la movie, buscare lo q escribiste del libro.
Un beso.
Marce M

Anónimo dijo...

Muy interesante resumen. Gracias por compartir. Raymond :-)

bococu dijo...

En México durante la película pasaba igual, risitas nerviosas cada que se mencionaba la palabra "castigo" "azotes" "Dominante", etc...
En lo personal si le doy valor a 50s por sacar el tema a la luz pública y no me preocupa en lo absoluto que gente "vainilla" comience a experimentar en BDSM sin saber. Cuando yo empecé no sabía tampoco nada de BDSM y heme aquí vivita y coleando.

Gabrel dijo...

Bueno, aquí otra opinión más.
Saludos
Gabrel {JV}

50 sombras de Grey no habla de BDSM.

http://www.lamarea.com/2015/02/14/50-sombras-de-abuso/

Anónimo dijo...

A mi me parece que el espectador promedio de este film, mujer vainilla (soltera o en pareja) tiene un doble discurso y una posición muy hipócrita en cuanto a relación de géneros.
Entiendase bien que puse vainilla, es decir la mujer que ni siquiera habrá leído la trilogía de libros de 50 sombras,ni mucho menos sabe que significa la sigla BDSM,y por tanto se pasa por alto que la real práctica de la pantomima que se ve en pantalla es una relación consensuada. Esa mujer se ve fascinada por una película de argumento mediocre y cuestionables mensajes sobre el rol del poder y del dinero en las relaciones, y luego sale de la sala y clama por la igualdad de género y los principios feministas...

Alice Escort dijo...

pue a mi si me gusto, y claro, si le quitas su fortuna al señor Grey pierde algo de glamur, pero conserva el morbo, y el chico de la peli esta de buen ver, por lo menos por verlo ya vale la pena la movie, no?

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