martes, 2 de septiembre de 2014

Los suspiros son aire y van al aire. 
Las lágrimas son agua y van al mar. 
Cuando un amor muere, dime niña, 
¿Sabes tú dónde va?
Gustavo Adolfo Bécquer 


Aunque Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico del siglo XIX, hoy pueda parecer empalagoso y cursi, aún no se ha encontrado respuesta a su pregunta: ¿dónde va el amor cuando muere? Claro que primero habría que saber si a alguien le importa el destino de un sentimiento que ya no existe y cuyo lugar quizás fue ocupado por el recuerdo. ¿Ninguna de las partes se dio cuenta que ese amor estaba moribundo, o sabiéndolo no les importó? Porque si hay algo que no muere súbitamente es el amor, por lo tanto es más probable que su existencia dejara de importar. 

En una relación BDSM no hay por qué hablar de amor, aunque sí se podría hablar de una atracción mutua que con el correr del tiempo alcanzaría a convertirse en afecto; si la relación continúa tal vez se transforme en amor, aunque no necesariamente tiene que ocurrir así. De todas formas, el tema de este post sería hablar de la rutina en la pareja BDSM, no del amor, aunque hay muchísimos casos que ambos recorren un camino similar.

¿Qué hace que una pareja caiga en la rutina? Porque, amigos, la rutina (en una pareja) como el amor es cosa de dos, aunque a veces es solo uno quien lleva adelante el sentimiento sin que la otra parte se entere, ya sea por distracción, desinterés u otro motivo. Así como a veces solo uno es el enamorado, también a veces es solo uno quien siente y se siente abrumado por la rutina. 

Una relación BDSM comienza de forma similar a una relación vainilla. Primero está: 

LA ETAPA DE LA CONQUISTA 


 En una primera instancia puede pasar que el Dominante o el sumiso detecte al otro y comience a prestarle atención: se fijará en su perfil de Facebook, mirará lo que publica en el foro, buscará información entre los amigos en común si lo conoció en una reunión o si alguien se lo presentó. 


Una vez obtenidos los datos, (para llegar al punto deseado se da por sentado que hay interés de ambas partes) buscará la forma de llamar su atención y ponerse en contacto. Cuando se conozcan, virtualmente o en real, desplegarán todos sus encantos y artes de seducción para poder llegar más lejos. Si son responsables y toman el juego del BDSM en serio, hablarán de gustos, preferencias, límites, del PLAY-LIST y hasta de un contrato por, al menos, una sesión. 

LA PRIMERA ESCENA O SESIÓN:

Por fin consiguieron pareja para sesionar! Seguramente ambos se encuentren en la gloria. El Dominante tendrá un sumiso para hacer lo que soñó (dentro de los límites hablados y pactados), y si tiene oportunidad preparará el ambiente con velas, penumbra y toda la parafernalia que haya podido cargar en su valija: agujas, cuerdas, látigos, pinzas, plugs, etc. Aunque tenga pensado usar solo un par de elementos, quizás considere importante impresionar al sumiso con algo más que actitud. Puede que haya pasado horas planificando todo: desde la entrada hasta el último segundo de sesión, pensando qué hará y qué dejará de hacer. Un buen Dominante difícilmente improvise una escena, menos aún la primera, pero el éxito de su plan también dependerá de la entrega y la confianza del sumiso. 

El sumiso hará otro tanto para demostrar que está dispuesto a entregarse (dentro de los límites) y desea que el Dominante vea en él, la pasta para convertirse en el mejor sumiso con el que se haya topado en su vida. Es probable que se haya pasado las horas y/o los días imaginando cómo será la primera escena y sobre todo, qué le irá a hacer el Dominante. Solo queda entregarse y obedecer. 

Si todo sale como desean, es probable que decidan seguir jugando juntos y comience la etapa de entrenamiento. 

LA ETAPA DE ENTRENAMIENTO: 

Esta etapa es la que podríamos comparar con el enamoramiento, la temporada de la conquista diaria y el conocimiento mutuo. 

Todo es perfecto o se encuentra una justificación para que lo sea. En tanto la pareja se va conociendo, los errores se perdonan con más facilidad (o sirven de excusa para sesionar), el Dominante amolda al sumiso y este se vuelve arcilla en sus manos. 

 Es momento de enseñanza y aprendizaje, de premios y castigos, de descubrimiento constante, de momentos únicos, de sensaciones irrepetibles y prácticas desconocidas, ya sea porque nunca se hicieron o porque se hicieron de otra forma y con otra persona. Es saberse importante en la vida del otro. Es tener a quien cuidar y proteger, es sentirse cuidado y protegido. Es poseer “una joya de incalculable valor”, y convertirse en “la posesión más preciada”. 

Es, sin lugar a dudas, la etapa más bonita e IRREPETIBLE de la relación. ¿Por qué? Porque una vez que se aprende algo ya no se puede volver a aprender, Es entonces cuando llega el momento en que la pareja decide que la relación será definitiva. 

LA RELACIÓN DEFINITIVA: 


Los primeros tiempos serán como la luna de miel. Nunca llegamos a conocer

totalmente al otro, así que es posible que hayan más descubrimientos, que se animen a probar nuevas prácticas, que exploren juntos determinados límites que quizás no sean tan “DUROS” como creían en un principio.


Y el tiempo pasará… 

 Por un motivo u otro, quizás las prácticas se distancien más de lo deseado. Tal vez sea por el estudio, la esposa vainilla del Dominante o los hijos del sumiso, la falta de trabajo o el exceso de horas extras, las cuentas que no se pueden cubrir, el cansancio, la falta de interés y… El caldo de la vida está preparado para que la rutina aparezca y se instale. 

LA RUTINA ¿ÚLTIMA ETAPA?: 

La rutina es algo de afecta a ambos. 

 La mayoría de las veces la pareja no se da cuenta de su aparición porque no ve los primeros síntomas, los inicios, sino que ambas partes se adaptan a los cambios negativos porque no los ven como tales, sino como pequeños inconvenientes pasajeros. Lo malo es que casi nunca son pasajeros y esos inconvenientes terminan convertidos es problemas. 

Esto sucede con más frecuencia en las parejas BDSM que además son parejas en el mundo vainilla. ¿Por qué? No hay respuesta aún, pero es posible que dos personas que se juntan “solo” para el BDSM, el lazo emocional se puede romper con más facilidad porque los sentimientos no son tan profundos, y si no sirve para jugar, no sirve y punto. Pero en una pareja donde además hay amor, el otro es mucho más que un partenaire para sesionar. 

El problema se presentaría cuando las necesidades no son parejas, es decir, una de las partes (por lo general la parte sumisa) necesita, o requiere, o exige mayor frecuencia y variedad en las sesiones, pero sobre todo busca algo más: el entusiasmo perdido en el tiempo. 

No es secreto para ningún participante del BDSM que los sumisos son más demandantes. En términos generales se podría decir que un sumiso siempre está dispuesto a sesionar, en cambio el Dominante es más reticente a hacerlo. Podríamos pensar que el papel del sumiso es más “fácil”, es decir, sus únicas preocupaciones consisten –a grandes rasgos- en cumplir con el contrato, obedecer, estar preparado para servir a su Dominante, recibir órdenes y entregarse. En cambio, el papel del Dominante va mucho más allá: entre otras tareas tiene la responsabilidad del bienestar físico y mental del sumiso, planificar qué hará en la escena, cómo logrará satisfacerlo y satisfacerse, qué cosas ya hizo y cuáles le quedan por experimentar. 

Lo importante es que la sesión sea un goce para ambas partes y no una obligación o imposición como sucede cuando la rutina o el desinterés ya están instalados en la pareja. 

Asegúrese que la falta de interés de su pareja no sea debido a un problema físico, consecuencia de alguna medicación, depresión, etc. Siempre es bueno visitar a un profesional que ayude a descartar o encontrar motivos que ignoramos o desconocemos. 

¿Cómo se detectan los síntomas de la rutina? 

¿Tiene el mismo interés por el BDSM que tiempo atrás? 
¿Prefiere conversar, socializar e intelectualizar el tema antes que ponerlo en práctica? 
¿Se le hace cuesta arriba sesionar? 
¿Le reza a todos los dioses del Sadomasoquismo para que su pareja no le pida sesionar? 
¿Se emociona como antes cuando ve que su pareja quiere jugar? 
¿Se excita como antes cuando tiene la posibilidad de jugar? 
¿Prefiere hacer cualquier cosa antes que sesionar? 
¿Cree usted que usted o su pareja cayeron en la rutina o en el desinterés? 

¿Cuánto pesan los sentimientos en la pareja BDSM? 

Mucho. Pero se siente más en las parejas BDSM que además son novios, matrimonio o conviven. A los que además tienen su pareja vainilla, posiblemente no les pese tanto. 

 ¿Por qué? Aún no se ha descubierto el motivo, pero llegué a esta conclusión después de preguntar a diferentes Dominantes y sumisos: estoy convencida que el amor de pareja va reñido el BDSM. Quizás sea porque cuando una pareja BDSM no siente amor, el temor de dañar física, mental o emocionalmente al otro sea menor y eso les dé más libertad de acción. No digo que se sienta menos responsabilidad, sino más libertad. 

Las parejas BDSM como cualquier otra pareja, también deben tener ciclos y la rutina puede ser uno de ellos. La pregunta podría ser: ¿realmente quieren ambas partes de salir de este ciclo de rutina o solo ven falta de interés de uno o ambos? Porque, recuerden, este problema es de dos. 



Algunas pautas que podrían ayudar a salir de la rutina 

Si ambos quieren continuar con la relación, seguro que juntos encontrarán el camino por medio del diálogo profundo y sincero, la comprensión y la empatía. 

Antes de dialogar con el otro, hágalo consigo mismo y pregúntese sinceramente: ¿qué cuota parte de responsabilidad tengo en esto que me está pasando? Porque de las crisis solo se sale con la autocrítica; una vez que reconozca sus errores estará preparado para dialogar con su pareja. 

Recuerde: la respuesta a cómo salir de esta situación la tiene... usted.

anitaK[SW]

4 ENSEÑANZAS:

amy dijo...

No imaginé que en el BDSM existiera la rutina, es triste que así suceda, siento que la comunicación es la base de todo, por pequeño que sea esa punzadita que no te deja, decirla y buscar la solución.
Es un artículo muy completo.
Un abrazo.

amy dijo...

No imaginé que en el BDSM existiera la rutina, es triste que así suceda, siento que la comunicación es la base de todo, por pequeño que sea esa punzadita que no te deja, decirla y buscar la solución.
Es un artículo muy completo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Como bien has dicho, si no hay sentimientos en juego cuando las sesiones dejen de ser satisfactorias se pueden terminar sin más y todos amigos. Cuando existe sentimientos las problemáticas de las parejas D/s entran en las generales de la ley y por lo tanto la rutina puede alcanzarlas como a cualquiera. Los métodos para salir de esa rutina serán también los convencionales.
En una pareja unida por los sentimientos, la rutina no será únicamente la rutina sexual-BDSM. La felicidad de la pareja es el resultado de infinidad de coincidencias y acciones, entre ellas el vínculo D/s.
Muy interesante el posteo.
Gracias

alexia {All} dijo...

Estupendo post, creo firmemente que en una relación BDSM no se cae en la rutina, si se juega a ser como uno que descubre nuevos tesoros en cada sesión, esa al menos es mi idea y mi mejor regalo siempre, darle mas de mi y obtener mucho de mi Amo como si de un tesoro o regalo se tratase cada vez, no se puede vivir y revivir nada sin ilusión a vivir juntos cosas nuevas, saludos.

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